lunes, 31 de agosto de 2009

POLVORA IMPORTADA O AUTOSUFICIENCIA


 

El error más grave en que puede incurrir una fuerza política y/o militar es cimentar su desarrollo, estrategia y el logro de sus fines, en la potencial ayuda que pueda ofrecerle una tercera parte no integrada a lo esencial de su conflicto.

 

Siempre los factores que colaboran condicionan su respaldo a la satisfacción de los fundamentos claves de su política y a su concepción de lo que se conoce como razones de estado. Esta situación se hace mas compleja cuando la ayuda proviene de una nación que esta regida por leyes y la opinión pública, como es el caso de Estados Unidos. El Ejecutivo puede simpatizar con su "cliente" pero no puede faltar a las pautas por las que tiene que regirse.

 

Mientras los intereses de ambos coincidan, el usufructuario de la ayuda no confrontará problemas, pero en la medida que los intereses de las partes comiencen a confrontar se producirá un congelamiento que puede concluir en un choque frontal entre los antiguos asociados.

 

Un ejemplo de estas situaciones fue el inequívoco apoyo por parte del gobierno de Fidel Castro a las guerrillas del Frente Nacional Eritreo, Etiopía, para luego abandonarla y perseguirla cuando el extinto Menguistu Marián asumió el control del estado etiope.

 

Algo similar ocurrió con Somalia; el dictador Siad Barre, era cliente de Moscú y La Habana, pero cuando Etiopía se convirtió en pieza del juego soviético estos abandonaron a Somalia en su guerra con Etiopía, y se dio la paradoja que los soldados etíopes con armas made in USA, eran asesorados por especialistas de soviéticos y cubanos, mientras los somalíes combatían con armas fabricadas en la URSS.

 

La dependencia de una facción militante, sea oposición o gobierno, el estatus puede no ser un factor determinante, siempre será un fuerte lastre en sus proyecciones futuras. Mientras la facción no sea realmente autosuficiente no pasara de ser sucursal de una casa matriz que toma las decisiones fundamentales, por lo que la agrupación en cuestión solo será un brazo ejecutor.

 

La dependencia habrá de convertirla en un instrumento más en la política general de la "potencia" que le asiste, porque ningún estado hace dejación de sus intereses para favorecer las necesidades de un aliado por vitales que estas sean para él. Patéticos ejemplos fueron entre muchos: La relación de Estados Unidos de América con la República de Viet Nam del Sur y la desaparecida Unión Soviética con Afganistán.

 

A través de la historia son múltiples los casos oficiales u oficiosos de apoyo prestado por gobiernos extranjeros a las fuerzas de la oposición de un gobierno enemigo o adversario. El respaldo de Cuba, Venezuela y Costa Rica al Frente Sandinista para derrocar a Somoza; el de los nazi-fascistas a las fuerzas franquistas contra el gobierno republicano español; el respaldo chino-soviético a las fuerzas insurgentes de Laos, Camboya y Viet Nam del Sur a través de Viet Nam del Norte.

 

Estos casos demuestran que subvencionar la subversión puede ser efectivo siempre y cuando los intereses comunes de ambas partes no dejen de ser coincidentes; situación que al parecer tiene cierta relación con el nivel de autosuficiencia que logre el "beneficiario".

 

Es evidente también que cuando la organización y preparación, dentro o fuera del país matriz, de un proyecto desestabilizador contra otro estado adversa las necesidades

o conveniencias del "patrocinador" este romperá vínculos con sus asociados sin importar los perjuicios que la ruptura le acarree a su antiguo aliado: Fidel Castro abandonó las fuerzas de Ernesto Guevara en Bolivia y a las guerrillas que entrenó y avitualló en América Latina, en las décadas del 60 y 70.

 

La evolución de las condiciones internas y externas del "patrocinante" tienen influencia determinante no solo en la capacidad operativa de la facción o gobierno, según el caso, sino también en su sobrevivencia. La subordinación establece una dependencia que de no superarse puede traer el colapso de los proyectos del "ahijado".

 

Recordemos que Estados Unidos abandonó  a los cubanos que desembarcaron en Bahía de Cochinos en 1961, para derrocar la dictadura de Fidel Castro y los dejaron una vez mas en la estacada cuando la operación Mongoose, por solo mencionar dos casos. La denominada "Contra" nicaragüense siempre fue sujeto de los vaivenes de la política de Estados Unidos, lo que afectaba seriamente la capacidad combativa de los denominados "contras" de Nicaragua.

 

La experiencia histórica determina que toda fuerza política o militar, beligerante o no, debe procurar ser autosuficiente, o por lo menos poseer un mínimo de recursos propios que obliguen a los eventuales aliados a no retractarse de los compromisos contraídos, porque de producirse una ruptura ésta podría resultar en una crisis que afectaría a fondo los intereses del antiguo protector. Esto lo aplicaron los palestinos en Líbano, Jordania y Egipto, aunque en honor a la verdad siempre fueron aplastados.

 

Una facción que disputa con una dictadura demanda mucha solidaridad internacional, máxime si el régimen que confronta responde a un signo ideológico y no solo de cuarteles, pero la asistencia económica y material de un factor ajeno a la raíz del diferendo no debe generar dependencia.

 

La perspectiva de lucha debe ser auto sostenible. Basar las estrategias en factores extranjeros es hipotecar el presente sin garantizar la independencia y existencia del futuro.

 

Pedro Corzo.

1992-2009






POR EL DIALOGO Y EL BLOQUEO... ENTRE NOSOTROS

 


 

En los años que llevo fuera de Cuba he podido apreciar, que en muchas ocasiones, los calificativos que asignan ciertos sectores del exilio, pocas diferencias tienen con aquellos que la dictadura cubana imputa a sus opositores.

Con demasiada frecuencia escucho y leo, ataques a los llamados "dialogueros" y denuestos contra los titulados "intransigentes". En fin, una guerra de palabras que en los últimos tiempos no ha pasado a mayores porque las condiciones no han sido propicias para ello.

Las facciones se confrontan. Pierden tiempo, energía y credibilidad por la lucha interna. Se desgastan en ataques y contraataques, olvidando que el verdadero enemigo está en el gobierno y en Cuba. La división la hace la visión que cada uno tiene para hacer saltar la dictadura, lo que provoca un enfrentamiento que no deja de ser cruel aunque no esté corriendo sangre.

Con extrema facilidad los acusados de traidores y de haber olvidado los mártires de esta cruenta lucha devuelven el golpe, planteando que sus adversarios son insensibles a las angustias del cubano en la isla y que anhelan, al igual que el dictador, un final de holocausto a la nación, condimentado con una invasión yanqui.

De mutuo acuerdo se atacan y procuran desacreditarse, y por extensión le producen serios daños a la causa de la democratización de Cuba cuando separan  de la gestión política a sectores del exilio que repugnan las cazas de brujas y la búsqueda "del culpable total", tal y como lo ha hecho siempre la dictadura.

Bien pasados estamos de años para seguir jugando a "policías y ladrones", cuando la mayor parte de nosotros sabemos que no somos ni lo uno ni lo otro, por lo menos en lo que se refiere a la lucha contra la dictadura.

Experiencia suficiente debemos tener para no acusar sin investigar seriamente, y menos aún sentenciar sin pruebas concluyentes. Es prudente la duda razonable; traidores deben haber e infiltrados y fascistas también. Pero individualizarlos requiere conocimientos y evidencias irrefutables porque pueden perder acusado y acusador, y lo peor, la causa que todos decimos defender.

Para concluir me atrevo a sugerir a tan enconados adversarios: Luchemos por un diálogo entre nosotros; entendámonos nosotros y exijamos un bloqueo a las ofensas, a los agravios; que concluya el embargo a los acuerdos, a la cooperación y que cese el monólogo que nos impide avanzar en la realización de los justos anhelos que todos albergamos.

 

Pedro Corzo

Julio 2004






¿ POR QUË ARISTIDE ?


 

Admito no comprender por que la democracia haitiana tiene que transitar por una personalidad controversial, intolerante y errática como la de Jean Bertrand Aristide. Sus antecedentes no parecen ser los que requiere un país en crisis profunda.

Su breve mandato se caracterizó por un discurso incendiario y revanchista que atizaba el odio y la venganza. Los derechos humanos en su gobierno, al igual que en los precedentes y el actual, fueron violados con el agregado de que Aristide confesaba que le gustaba el olor de los "collares".

Aristide fue elegido por el 67% del pueblo haitiano el 16 de diciembre de 1990 en comicios verificados por organismos internacionales. Pero este sacerdote en reposo, está en conflicto con el Vaticano por promover la teología de la Liberación, fue depuesto en septiembre de 1991 por un cruento golpe militar dirigido por los nunca extintos gorilas latino-americanos.

El acceso de Aristide a la primera magistratura estuvo precedido por situaciones convulsas y poco recordadas. A la caída de Jean Claude Duvalier, heredero directo de su padre Papa Doc, dinastía de dictadores que crearon el cuerpo paramilitar llamado Tonton Macoutes, matones revividos en los "attaches" de Cedras y el coronel Michel Francois, que imponen el terror en la sufrida nación haitiana, sobrevino un período de inestabilidad que parecía iba a concluir con la elección de Leslie Manigat, político de tendencia demócrata cristiana de largo exilio en Venezuela. Manigat, que nunca disfrutó del apoyo internacional de Aristide, fue brutalmente depuesto el 19 de junio de 1989 por otro gorila, el general Henry Namphy, que a su vez fue defenestrado por el general Próspero abril el 17 de septiembre de 1989. En marzo, en un intento de estabilizar el país, es designada la jueza Ertha Pascal Trouillot presidente provisional sin resultados favorables a la nación.

El 29 de septiembre de 1991, el presidente Jean Bertrand Aristide se asila en Venezuela. Al principio, todo parecía indicar que engrosaría la larga estadística de mandatarios en paro forzoso por obra y gracia de sus generales. Pero sin lugar a dudas nos equivocamos. Carlos Andrés Pérez, hoy presidente sin empleo, apadrinó a Aristide. Pérez, amenazó con intervenir: él, defensor de la No intervención y autodeterminación de los Pueblos, dijo estar dispuesto a llevar tropas venezolanas a Haití para reinstaurar a Aristide en su cargo. La OEA, un organismo ineficiente y burocratizado que se extingue en la pereza y la inoperancia proclama un embargo que es fácilmente violado por los propios países signatarios cuando los envíos son pagados por adelantado y de contado. Sin embargo, un posterior embargo promulgado por Naciones Unidas fue más efectivo y obligó al general Raúl Cedras a negociar el gobierno con el depuesto Aristide.

La figura de Aristide se reproyecta. Se convierte en el símbolo de la democracia en su país. Disfruta de un apoyo internacional para su reposición que tal vez solo tenga un precedente similar en el mundo, el del arzobispo Makarios, presidente de Chipre, depuesto en 1974, y reinstaurado en su mando meses más tarde.

En América no existe antecedente igual. Sin embargo, la solidaridad hemisférica quienes más la manifiestan son los Estados Unidos y el Canadá, está más orientada a Jean Bertrand Aristide que a la nunca concretada democracia haitiana. Es sorprendente, y ojala no estén inaugurando una doctrina que tienda a apuntalar el árbol y descuidar el bosque. Sería nefasto para Haití, y tal vez usado en Cuba mañana.

La violación de los acuerdos de la Isla Gobernador por el régimen de Cedras y los injustificados crímenes promovidos por el propio gobierno han creado un clima nacional altamente explosivo y provocado un intervencionismo mayor en los asuntos haitianos por parte de organismos internacionales y naciones extranjeras. El bloqueo a la isla es una realidad al extremo que el gobierno de Estados Unidos ha puesto en el tapete una posible intervención de fuerzas militares en la isla caribeña.

Es necesario que la solidaridad de los países democráticos se manifieste trabajando por la instauración de un régimen de corte similar en Haití, pero sin personalizar el cambio. Sin pretender imponer una figura que aunque tal vez disfrute del apoyo mayoritario de la nación en el ejercicio de un mandato puede incurrir en desviaciones de las que serían corresponsables las instituciones y naciones que le auspician y hasta el concepto mismo de solidaridad.

Pero hay otro elemento a considerar. Si las prácticas disuasorias actuales con Haití, en las que están implícita la fuerza de las armas, es la expresión de que un gobierno de fuerza no es representativo de la nación en cuestión y que por lo tanto las figuras del derecho internacional "autodeterminación y no ingerencia", no son aplicadas a gobiernos no elegidos libremente es una política a elogiar siempre y cuando su ejecución no se reserve solo a los países militarmente débiles. Si el "moderno" concepto de solidaridad democrática vale lo mismo para Brasil, Haití y Cuba, podemos sentirnos orgullosos.

La crisis haitiana es tan seria para ese país como para los que están involucrados en el problema y sin duda alguna puede influir en la no menos grave crisis cubana. De su solución se puede adquirir provechosa experiencia. Si el diálogo, la reconciliación y la flexibilidad triunfan sobre los dogmatismos puede cundir el ejemplo. Si Cedras y Francoise guardan las armas, cesan los crímenes y renuncian al poder que usurpan; Aristide puede dictar una amnistía, ampliar su gobierno, y hasta llegar a amar a sus enemigos, pero de no producirse esto en Haití es difícil que los cubanos opositores aliados del presidente derrocado puedan aplicar las fórmulas que promueven en Cuba.

 

Pedro Corzo






QUE CUBA SE ABRA PARA LOS CUBANOS


Es evidente que todas las dictaduras tienen sus encantos y la de Fidel Castro en Cuba no es una excepción.

 

El por qué de esa magia de los regímenes de fuerza sobre personalidades destacadas e individuos comunes y corrientes habrá que buscarlo en la psiquis individual y colectiva del animal más complejo de la naturaleza, el hombre.

 

Es comprensible que el individuo sometido y presionado por un estado policiaco responda positivamente a quien ejerce la fuerza sobre él pero lo que es difícil de asimilar es que, quienes no están sometidos al control represivo, los que no sufren el envilecimiento de la esclavitud defiendan al opresor y no procuren la reivindicación de la víctima máxime cuando existen evidencias concretas de la acción represora de los que detentan el poder político.

 

Estas reflexiones me las han provocado las consecuencias que se han derivado del viaje de Su Santidad Juan Pablo II a Cuba.

 

Aparentemente la visita de Juan Pablo II a Cuba ha proyectado la situación existente en la isla a instancias nunca antes consideradas.

 

Pero, y esta es la paradoja, no son los sufrimientos del pueblo controlado por un estado policiaco; no es la política de discriminación económica que sufre el isleño; no es la ausencia de libertades civiles ni de pluralismo político y no es tampoco la presencia indigesta de un régimen que se acerca a los cuarenta años de poder unipersonal ni la descomposición ética de un sector de la población que es provocado por el envilecimiento de la esclavitud  lo que ha conmocionado favorablemente a ciertos círculos eclesiales, intelectuales, empresariales y de gobierno, sino que ha sido el machismo feroz y despiadado de un régimen que dice defender una soberanía que negoció con la extinta Unión Soviética, de un caudillo que vocifera contra el capitalismo y que vende la isla y hasta sus ciudadanos a cualquier transnacional interesada y de una mafia política militar que se están repartiendo los haberes de una nación en quiebra la que motiva la solidaridad y la simpatía de los ya mencionados.

 

Sin temor a equivocarme señalo que quizás una de las expresiones del pontífice que ha justificado tales actividades solidarias fue aquella en la que manifestó que "Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba" un decir que hubiera tenido una mayor fuerza ética si se le hubiera agregado que "Cuba se abra para los cubanos", y es que si en Cuba se va a producir una apertura deben ser los cubanos de allende y aquende los que primero deben beneficiarse de tal gestión.

 

La frase, que en mi opinión no es nada afortunada, y sí muy fácil de manipular por los que quieren pescar en las aguas revueltas de una dictadura que fracasó en la confrontación ideológica aunque aún conserva el poder político, continúa identificando al gobierno de la isla con la nación cubana, una errónea apreciación ya que quienes dirigen la República lo hacen en virtud de su eficiencia represiva y no por la voluntad de una mayoría sufragante.

 

Pero regresemos a lo que ha significado la expresión papal en este mundo ancho y ajeno en el que al parecer los cubanos que son los verdaderos dolientes de lo que acontece en su isla no cuentan para nada.

 

Si Cuba se hubiese abierto para los cubanos el sistema judicial vigente se habría sustancialmente modificado y no se hubieran producido solo unas simples excarcelaciones que aunque tienen un profundo valor humano, del que nos alegramos, no impiden que en el futuro próximo esos hombres y mujeres, hoy excarcelados, regresen a la vieja mazmorra que fuera su casa. Si Cuba se abriese para los cubanos, la libertad de Asociación y Expresión entre otras muchas libertades ausentes en la Isla sería un derecho inalienable que ningún sátrapa podría conculcar a voluntad. Si Cuba se abriese para los cubanos los religiosos no tendrían que agradecerle al gobierno el permitirle peregrinar en los alrededores de una iglesia, pues ese es un derecho y no un privilegio por el cual se expresa gratitud.

 

Si Cuba (léase el régimen) se abriese para los cubanos, se elaboraría una nueva constitución, se establecería un estado de derecho, se instituiría el pluralismo político y se respetaría la dignidad del ciudadano.

 

Si Cuba se abriese para los cubanos, existirían libertades económicas, el ciudadano desarrollaría sus propios negocios, cesaría la política discriminatoria contra la moneda nacional y el individuo nacido en la isla tendría igual derecho que el extranjero, en lo que corresponde a comprar, vender o invertir.

 

Si Cuba se abriese para los cubanos no habría restricciones para éstos en la entrada y salida de la isla. Los de acá no tendríamos que pagar el pasaporte más caro del mundo, $230.00 con dos años de vigencia, ni solicitar visa para entrar al país en que nacimos que también cuesta la friolera de $125.00. Y los de allá no tendrían que solicitar un permiso de salida, gestión tan humillante como que un cubano tenga que pedir una visa para viajar a su país.

 

Si Cuba se abriese al mundo, esto no tendría ninguna popularidad entre la feligresía y el clero del castrismo; permitiría que la Cruz Roja Internacional visitase las prisiones, invitaría a la Comisión de Derechos Humanos a recorrer la isla y conversar libremente con sus ciudadanos, cesarían las restricciones y la censura a la prensa nacional e internacional, y el ciudadano extranjero no tendría privilegio a costa de los derechos de un cubano.

 

Si el mundo se abriese a Cuba (no sé en qué medida está cerrado, si exceptuamos las rocambolesca Ley Torricelli, Helms Burton y el no menos rocambolesco embargo), Cuba disfrutaría de créditos que tendría que pagar y asumiría compromisos económicos que de no satisfacer sufriría serios agravios.

 

Si el mundo se abriese a Cuba, eso tendría que incluir los cientos de miles de visas que los cubanos de la isla, producto de cuarenta años de frustración, pedirían a gritos para escapar de un barco que en la percepción de ellos nunca dejaría de hacer agua.

 

Si el mundo se abriese a Cuba la responsabilidad de los males y fracasos de las políticas del gobierno de la isla sería de todos y no solo de los EEUU y entonces, cualquier día podríamos escuchar al dictador proclamar que el principado de Mónaco es el culpable de que unos parásitos destruyeran la cosecha de papas o la cría de cerdos.

 

Ojala la voluntad del sucesor de San Pedro se cumpla y se produzcan las aperturas que posibiliten una mejor vida en todos los aspectos de los ciudadanos de la mayor de las Antillas, pero temo que sea la dictadura y sus traficantes de fuera y de adentro los que se beneficien con los cambios de una sola frontera y que el sufrido Liborio continúe en el suplicio de un garrote vil construido por un dictador cruel con los clavos y maderos que le regala un mundo que no quiere ver ni escuchar sus lamentos y cicatrices.

 

Pedro Corzo

1999

 





RECONCILIACIÓN

 

Con frecuencia y satisfacción escuchamos la palabra Reconciliación y es que consideramos que entre los valores trascendentales de la humanidad está el ejercicio de una relación armónica, de una unión de voluntades que pueda disipar o extinguir los motivos que causaron el conflicto. Tengamos presente que la Reconciliación solo se produce como consecuencia de la ruptura de un acuerdo

Pero siempre uno puede preguntarse ¿es posible una   reconciliación real, un reencuentro sincero más allá de los hechos que causaron la pugna?. ¿Pueden sinceramente, la víctima y el abusador tolerarse, trabajar juntos, construir un futuro juntos? ¿La víctima tendrá capacidad de perdón?, (no escribo sobre comprensión u olvido) y en el victimario ¿habrá desaparecido su inclinación al abuso, el  desprecio a los derechos de su prójimo?.

La víctima no responde a un patrón físico, pero sí de conducta y moral. Víctima puede ser cualquiera. Los derechos y la existencia misma de la víctima pueden ser anulados o extinguidos. Pero la víctima puede ser un vencedor moral, siempre y cuando su formación, su acción de vida, responda a patrones éticos y no circunstanciales.

Sin embargo, hay que tener presente que en toda sociedad de violencia política hay victimarios que pudiéramos llamas de condición activa. Los individuos que se oponen a la opresión de manera militante y recurren a la fuerza para lograr el cese de la opresión oficial. Estos individuos también pueden llegar a cometer crímenes,  violar los derechos de sus victimarios. Dejo este individuo de ser victima por el hecho de su rebelión?.Su acción violatoria lo iguala con el victimario de oficio?.

El victimario al igual que su victima tampoco tiene señales que lo identifique. Su moral y conducta pueden estar integrados a una sociedad estable y confundirse con la víctima. Pero la condición de victimario emerge en cultivo favorable, en un medio que estimule su actuación. El victimario es un depredador y los límites de su depredación pueden ser ignorados por el mismo. El victimario puede actuar por su propia inclinación o responder a una institución o gobierno. El victimario oficial, el que medra en una  sociedad sin derechos  disfruta  de impunidad para sus crímenes. Una sociedad represiva incentiva a la organización de los ruines y al envilecimiento de la misma.

El victimario, como ente aislado en una sociedad de derecho puede afectar al individuo o una parte de la comunidad pero no al conjunto de ésta. El abuso institucionalizado, sistematizado, es quien crea la crisis y puede aterrorizar una sociedad en su totalidad.

Actualmente la idea de Reconciliación supera la de la Paz y es que el primer término es mucho más explícito en plantear lo que requiere una sociedad moderna después de una disputa. Reconciliación implica no solo el cese de la confrontación sino también junto a ésta un justo acomodo, una sola componenda y la capacidad de reconocer los mutuos errores, las culpas contraídas durante el conflicto.

La Reconciliación es una avenida de dos vías. Una voluntad de todas las partes. El torturador debe aceptar sus crímenes. El sectario admitir que persiguió, acosó y discriminó al que no pensaba y actuaba como él. La reconciliación no puede provenir solo de la víctima. No es un deseo unilateral del que fue sacrificado y que de nuevo, en virtud de su conciencia cívica, o por falta de memoria histórica,  hace dejación de su derecho individual o colectivo  a la justicia.

El victimario debe hacer conciencia que sus crímenes estaban más allá de la idea misma que decía defender. Admitir sus excesos puede ser una garantía de que en el futuro no incurra en pasados abusos aunque las circunstancias para ello le fueran favorable.

La Reconciliación trasciende los conceptos de Victoria o Derrota. En ella no hay espacio para vencedores o vencidos. La reconciliación es una avenencia ético-moral, un sincero acto de contrición en el que pueda fundamentarse la nueva sociedad si las víctimas y victimarios hacen dejación de sus rencores los primeros, y de sus crueldades los últimos.

Pero dentro del concepto de reconciliación, no tiene que estar implícita la impunidad. La ausencia de sanción puede producir en la victima sentimientos de frustración y la impunidad hacer más agresivo al criminal que no acepta su responsabilidad. El cuestionamiento de si una reconciliación debe implicar "punto final" a la historia criminal de los victimarios más destacados es un factor que inquieta a cualquiera que medite sobre el tema.

Para muchos la señalización es parte fundamental de la idea de la Reconciliación. Estiman que una sociedad que no sancione el crimen se encuentra cimentada en la arbitrariedad y por lo tanto propensa a nuevas crisis sociales o políticas. Consideran que el nuevo estado de derecho debe fundamentarse en el conocimiento mas profundo del pasado y  en la aplicación de sanciones contra los que violentaron los derechos del individuo.

Otros, creen en el denominado  "Borrón y Cuenta Nueva", opinan que es mejor dejar saldados todos los débitos para evitar cacerías humanas que puedan provocar el surgir de nuevos violadores, de vengadores que en un afán de justicia cometan nuevos crímenes, para ellos la paz se cementa en el olvido, en no renovar odios ni crear ambientes de revanchas aunque estas transiten por tribunales debidamente constituidos.

En fin, la Reconciliación es con mucho una posibilidad más que una realidad. Es difícil el tránsito de una sociedad de arbitrariedades, torturados, desaparecidos y fusilados a una de respeto, equilibrio y derecho. El cambio de poderes, la  sustitución de ideas dominantes y en consecuencia la constitución de otro sistema social no implica la transformación del hombre, pero si puede significar el cambio de nuestra condición de victima a victimario. Hay que procurar el cambio de nosotros mismos, la mejora de nuestra condición humana; el vivir en una sociedad de  respeto y derecho debe ser nuestra principal meta.

 

Pedro Corzo

2004






Reelección de Insulza.¿Un favor de Chávez?


José Miguel Insulza llegó a la Secretaria General de la Organización de Estados Americanos de casualidad, el titular, el ex presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, renunció en el 2004 por acusaciones de corrupción, y el organismo estaba urgido de elegir un nuevo director.

Insulza cuenta con un amplio currículum político y de conocimientos profesionales. Fue ministro de Relaciones Exteriores, del Interior y vicepresidente de Chile. En su juventud fue cristiano demócrata, aunque apoyó  la presidencia de Salvador Allende. Posteriormente se integró a la denominada corriente renovacionista de Partido Socialista.

El canciller mexicano Luís Ernesto Derbez, fue otra opción para ocupar la secretaria general de la OEA.

A lo largo de cinco votaciones que resultaban en empate de 17 votos, los cancilleres de los 34 países acordaron clausurar la sesión y convocó a una nueva consulta.

Otro candidato, el ex presidente salvadoreño Francisco Flores, que contaba con el apoyo de Estados Unidos, renunció al darse cuenta de las limitadas posibilidades que tenía de resultar electo. Washington respaldó la pretensión de Derbez, después que Flores renunció a sus aspiraciones.

El cerrado empate entre los aspirantes motivó a los gobiernos de Chile y México, a la búsqueda de votos que algunos llegaron a denominar como una cacería.

Insulza, ante la situación dijo que existían grandes presiones para que no votasen a su favor, agregando que agradecía el apoyo recibido por suramericanos y caribeños, porque estos habían soportado las supuestas presiones. No mencionó quien o quienes forzaban en su contra, pero si fue cierto que recibió al menos diez votos de los países del Caribe, con los que el presidente Chávez ha forjado una sólida alianza.

Por su parte México denunció que algunos estados estaban ofreciendo respaldo económico a los gobiernos que apoyaran a Insulza, y aunque no hubo una acusación directa, en los círculos diplomáticos y políticos de la época se comentó  que Hugo Chávez era uno de los principales promotores de la candidatura del socialista chileno y que compraba voluntades sin el menor rubor.

El canciller mexicano desistió de su postulación en la confianza de que Insulza iba a hacer otro tanto, pero no fue así. El chileno mantuvo su opción y ganó solo con tres  votos en contra: Perú, Bolivia y México. Contó con el apoyo de Estados Unidos que en principio rechazó su candidatura. No hubo elección de consenso como afirman sus partidarios.

Según un articulo del Clarín, firmado por Ana Barón, corresponsal de ese medio en Washington, el artífice principal de este giro fue el embajador chileno ante la ONU, Heraldo Muñoz, amigo personal durante años de la ex-secretaria de Estado Condoleezza Rice.

El canciller chileno, Ignacio Walter y Muñoz, explicaron a  Rice que no veían una eventual victoria de Insulza como un triunfo de Venezuela. Le explicaron que el apoyo de Chávez a Insulza era un soporte más y que Chile no iba a cambiar su política exterior por ese respaldo.

José Miguel Insulsa desde que funge como  secretario General de la  OEA, ha tratado de ser complaciente con las corrientes más extremistas del hemisferio, según dicen algunos por sus convicciones ideológicas pero también para asegurar que las fuerzas  de la Concertación, la coalición gobernante en su país, le respaldaran en su pretensión de alcanzar la presidencia de Chile.

La Tercera, diario chileno, informó que el candidato que apoyaba Insulza, si hubiera sido postulado, era el ex presidente panameño, Arístides Royo. También reseñaba que Chávez procuró el respaldo  de Insulza para un postulante alternativo que era de especial interés para el gobierno venezolano.

Pero no es un problema para la OEA, institución muy desacreditada desde hace años por su ineficiencia, que su funcionario principal tenga otras aspiraciones, lo que si es negativo y objeto de críticas justificadas es la parcialización de ese funcionario en los diferendos que se han presentado en el hemisferio en los últimos cuatro años.

La Organización de Estados Americanos ha coincidido estratégicamente, ideológica y políticamente, con el Grupo de la Alianza Boliviarana de las Américas, artífice de todo el operativo político contrario al derrocamiento de Zelaya, que tuvo lugar en Managua a las pocas horas de la destitución del mandatario. A ese encuentro se sumaron otros gobernantes entre ellos, el monarca cubano Raúl Castro, quien pidió abiertamente una intervención de Estados Unidos, que en este caso no violaba el sacrosanto principio de la No Intervención y Respeto de la Soberanía de los Pueblos, por los que tanto clama la izquierda decimonónica.
No obstante, lo ocurrido en la OEA en relación a Zelayas, para bien o mal, no tiene precedentes y por lo tanto es obligado regresar al pasado reciente del continente para valorar la integridad de Insulsa.

Las agresiones de Chávez a Colombia,  y su apoyo a los terroristas de las FARC nunca han sido condenados por Insulza. El ex presidente Lucio Gutiérrez, que también tuvo veleidades chavistas, fue derrocado en abril del 2005 por congresistas de la oposición que adujeron que el mandatario había abandonado su cargo, lo que no fue cierto. La acusación contra Gutiérrez era trivial, sin sentido. Aun así fue derrocado y la OEA, que ya dirigía Insulza, hizo mutis por el foro. Gutiérrez, recientemente citó informes de inteligencia militar y policial de que en el golpe de estado en su contra habían actuado agentes venezolanos.

 Bajo el gobierno de Rafael Correa, Ecuador, la OEA ha tenido más de una oportunidad para pronunciarse sobre los abusos de poder de ese mandatario, otro tanto ha podido hacer por los actos de despotismo electoral de Daniel Ortega y de Hugo Chávez, que han perseguido a los políticos de oposición que han triunfado en comicios regionales y locales y modificado las legislaciones de las instancias publicas que han pasado al control por elecciones de sus rivales políticos.

 Bolivia, otro miembro del Alba, ha merecido una mayor atención del Secretario General, pero no ha sido así. La OEA ha sido muy discreta, parca y parcializada como dicen muchos analistas con las diversas crisis bolivianas, tal y como actuó con Honduras, que aparentemente espero el desenlace de una crisis anunciada,  que el organismo hemisférico pudo haber evitado.

José Miguel Insulza es ciego y sordo a la política expansionista y desestabilizadora de Hugo Chávez, al igual que a sus pretensiones de reelegirse indefinidamente, porque según afirman algunos analistas está consciente  que si París bien valía una misa para Enrique IV de Francia, la reelección en la OEA merecer ser ciego, sordo y mudo a las tropelías del déspota venezolano.

Pedro Corzo

Julio 2009






REFUNDANDO NACIONES


América es pródiga. Su naturaleza voluptuosa y de fertilidad proverbial  ha posibilitado la gestación  de un nuevo tipo de "Caudillo" que viste su autoridad con parodias de Asambleas Constituyentes que aunque reconocen la clásica  separación de poderes, procuran otros nuevos dominios legales que tienen supuestamente como fin aumentar las garantías de la  soberanía popular.

 El "Conductor" en la lucha por el poder y aun después de acceder al mismo, inicia una intensa campaña de desprestigio que inocula en la mayoría  ciudadana  sentimientos de fracasos, frustración y desencanto en todo, incluyendo las personas  que hayan estado relacionadas en alguna  medida con la gestión pública. Simultáneamente, procura promover a sus partidarios, desacreditar  a los adversarios y desestabilizar  las instituciones del estado y de la sociedad civil.

 El Guía para triunfar, tiene que poseer un magnetismo personal  de características excepcionales. Gusta bañarse de multitudes. Establecer un dialogo directo con sus partidarios. Es capaz de generar pasiones contradictorias, pero en particular una de confianza, entrega y subordinación, que seduce a un número considerable de la población que se transforma en el escudo del núcleo   de militantes  necesarios para iniciar los cambios que conducen a la Refundación de la Nación.

 Para "Refundar" es imprescindible recurrir a la ingobernabilidad. Generar en la sociedad  todo tipo de inseguridades, incluyendo la pública. Manifestaciones. Multitudes que no cesan con sus gritos de ungir al Caudillo y atemorizar a los no conversos. Un núcleo duro capaz de cumplir  las amenazas. Internacionalizar los conflictos internos, favorecer lo autóctono,  auspiciar el nacionalismo, denostar de la globalización a la vez que se intenta influenciar y determinar la actuación de los países vecinos.

 El poder Ejecutivo es el primero en ser atacado. Su destrucción es importante. Los que dirigieron el país son execrados. Los comicios en los que fueron elegidos son calificados de fraudulentos, de  manipulación y corrupción. También les acusan de robos, malversación y crímenes.

 Los legisladores corren igual suerte. Una intensa campaña pone en duda la legitimidad de su elección. Les acusan de representar intereses mezquinos, de venderse a intereses económicos y una frase muy en boga: responder a intereses especiales.

 El poder Judicial es cuestionado en su totalidad, sindicado de representar  facciones políticas nacionales y de actuar de acuerdo a compromisos.

 Todo esto lleva a los Refundadores, muy ajustados a derecho, demandar una constituyente de carácter primario que posibilite a partir de la nueva Carta Magna, la creación de un nuevo orden en el que la reestructuración del Estado permita ungir de plenos poderes al nuevo Iluminado.

 De las instituciones del Estado, en ocasiones se produce simultáneamente,  se pasa a atacar a la sociedad civil. . La sociedad prometida se va a sustentar en la virtud, el sacrificio y la capacidad de redención del Salvador.

 La prensa toma partido. Se atrinchera en una de las vertientes. La supuesta objetividad se va por la alcantarilla. La que favorece el discurso es bendecida,  la que le adversa está vendida a intereses económicos, nacionales o extranjeros. Los periodistas críticos son mercenarios y reproducen los mandatos de los dueños de los medios.

 Los  liderazgos de los gremios, colegios profesionales  y sindicatos  son atacados y culpado de corrupción y de haber manipulado a sus  partidarios. La iglesia sufre igual destino. Su jerarquía enfrenta acoso y acusaciones sin sustentación,  los feligreses  son vilipendiados y abusados por los fanáticos de la secta en el poder, porque también buscan "refundar" la Iglesia en lo que respecta al Mesías que deben adorar y seguir.

 Los Partidos Políticos no representan ideas ni propuestas, solo intereses, por lo tanto deben desaparecer y constituirse una fuerza política inspirada en la  nueva realidad que es interpretada magistralmente por el "Caudillo". En consecuencia el político apesta en la nueva sociedad. Ser revolucionario, compañero, camarada, hasta llegar a la condición de militante, es la nueva realidad nacional. 

 Después de cumplir todas las estaciones que conducen al Mundo Feliz surge la propuesta de "Refundar la Nación". Propuesta que como hemos apreciado es  amplia porque abarca la política, lo social, económico y hasta religioso. Los que lo promueven pretenden  viajar a la raíz de la nación para en una especie de cirugía  bicultural  amputar los miembros que consideren gangrenados para así estimular el crecimiento de células puras, en los aspectos éticos y físico.  El hombre nuevo está a la vista.

En la visión del Salvador, de aquel que tiene respuesta para todos los males, es necesario cambiarlo todo, por lo que es vital crear un nuevo estado,  ciudadanos que asuman la meta que ha dispuesto el "Caudillo", que sabiamente recurre a las prácticas ancestrales de los  brujos de tribu que afirmaban que con el sacrificio de uno, que mas tarde serán otros,  se garantiza la vida entera de todos.

Pedro Corzo

Noviembre/08






SANTOS Y TRAFICANTES

No me refiero al conocido gangster que pasó a una supuesta mejor vida hace varios años. Escribo sobre aquellos que con ropajes humanistas o patrios defienden causas y posiciones políticas que coinciden directa o indirectamente con sus intereses más sensibles.

 

Para algunos, estas breves reflexiones pueden estar dirigidas a personas en particular; pero puedo afirmar que no es cierto. Son consideraciones extraídas de lo que escucho y leo. Criterios sujetos a cambios si las personalidades que los han motivado en su momento crítico demuestran que realmente tienen la Nación en su conjunto, por encima de su provecho como institución o individuos.

 

Tampoco pretendo generalizar. Estoy convencido de que entre los Santos y Traficantes hay quienes tienen consciencia de nación. Que algunos de los personajes más conspicuos tienen convicciones políticas e ideológicas tan arraigadas que no han dudado vincular éstas a su gestión profesional y social; independientemente de los eventuales riesgos que tal cóctel pudiera acarrearle.

 

Muchos pudieron proyectar sus genios y habilidades a actividades más productivas y decidieron no hacerlo; prefirieron estar envueltos en los asuntos de la tribu o de la causa. Otros, no tuvieron mas alternativas. Su forma de crecer estaba vinculada a la isla. Su genio solo podía sacar provechos de la crisis de la nación que los parió... pero todos, sin excepción, han obtenido pingues beneficios, algunos, muchos beneficios de la mezcla de política y profesión y por eso es posible la pregunta, ¿qué hay más, santos o traficantes?

 

Ajenas a estas meditaciones están los hombres y mujeres que creen en lo que piensan y hacen. No importa en que campo político o estratégico se encuentren. Sus convicciones y acciones no las combinan con otros intereses. Son capaces de dar sin recibir. Ellos no caben aquí, están fuera de esta serie.

 

Tampoco escribo sobre los traficantes a secas. De los que medran siempre. De los que roban en el poder y negocian en la oposición. No escribo sobre los que impúdicamente confiesan que "Cuba no les importa", que lo suyo es el "business y el cash". Estos traficantes son verdaderamente detestables. Ellos explotan las necesidades de sus compatriotas a través de la venta de visados, o viajando a la Isla con el solo propósito de vender las libras de su equipaje o llevando dólares por encargo con gabelas usureras. Aquí se encuentran los que viajan a Cuba con el propósito de adquirir objetos y artículos a precios irrisorios para venderlos en el exterior en cifras ampliamente multiplicadas.

 

Solo escribo sobre los Santos y Traficantes. Donde, por supuesto, no todos merecen ambos adjetivos y en los que el término traficante solo se usa en su acepción de comercio. No hay otra intención.

 

Durante estas casi cinco décadas de dictadura las convicciones de algunas personas han sufrido cambios. En ocasiones este trueque ha favorecido el estatuto económico o profesional del individuo, en otras, la situación económica es tan plana como el encefalograma de un cadáver. En el primer caso podemos permitirnos la interrogante; en los segundos no hace falta.

 

En estos tiempos de trabajo intenso llama la atención saber de qué viven ciertas personas. Uno se pregunta en qué trabajan; si tienen negocios en qué consisten y en qué tiempo los atienden porque viajan, (La Habana-Washington-Europa-América Latina) visten bien, dictan conferencias y los encontramos en restaurantes, o están en la televisión o la radio. Entre ellos los hay tirios (a favor de las medidas más severas en contra de la dictadura insular) y troyanos (los que consideran que primero tienen que cambiar los tirios y después veremos).

 

Pero definitivamente vamos a contemplar más de cerca a los que titulan esta meditación. Y nos preguntamos dónde ubicar a los que están a favor del embargo y poseen oficinas de exportación, agencias de envíos de paquetes y dinero que solo tienen un cliente: el pueblo cubano  o aquellos que promueven vuelos a la isla en líneas charter o comerciales que solo ofertan boletos para La Habana. Cuál es el lugar de los que defienden la tesis del gobierno cubano de más viajes, contactos familiares e inversiones extranjeras, y que cuando la dictadura, durante 34 años, no menos, impedía y racionaba esas actividades nunca cuestionaron o criticaron al régimen por el auto-aislamiento. Dónde colocar a los que reclaman libertad de comercio e inversión en la isla y tienen intereses en ese campo; a los profesionales que abogan por conveniencias para el régimen y reciben pagos a cambio, o los que a través de medios rentados o propios (también pueden estar pagados por fundaciones extranjeras), defienden posiciones que cuadran con sus medios de vida.

 

Por el lado de los tirios las interrogantes no son menores. Hay quienes están a favor de acciones más severas contra la dictadura pero no tienen un antecedente de entrega personal por la causa que defienden. Sus medios de vida; radial, televisivo o escrito están relacionados con su posición política. El quehacer artístico algunos lo vinculan a un decir político en la certeza de que esto es rentable, sin embargo, el sacrificio personal ajeno al arte que produce dividendo, pocas veces se hace presente en estos individuos. Otros claman por intervenciones extranjeras confiando en sus buenas relaciones con el Gran Hermano; también hay quienes colocan todos los dados en la fuerza económica, en la relación estrecha de intereses varios que no siempre son legítimos ni tienen que ser beneficiosos para Cuba y no faltan los que claman por una guerra que no hacen porque el Hermano de marras no quiere que la hagan.

 

En este contar no pueden faltar, aunque sabemos que algunos personajes se nos escapan, los que en sueño oportuno olvidaron la isla y después de tener profesión y fortuna redescubrieron sus raíces; los que después del retiro, en tiempo sobrado y vida segura pretenden hacer fuego donde ya no quedan cenizas y... los que después del "Muro", cuando la esperanza recobró verdor, sacaron del clóset el chaleco de combate, la flor de la concordia o el mensaje oportunista.

 

Lo expuesto no es grato; pero es la verdad que contemplo. Una verdad humana, porque los que no son humanos son los muchos que se han dado sin fronteras y sin medida por una Cuba mejor; a ellos, mi gratitud.

 

Pedro Corzo

1993

 






SIN PECADO CONCEBIDOS


 Es un milagro. Los hijos de la Revolución Cubana nacieron libres de pecado; crecieron sin pecado y en consecuencia, como justos,  pueden absolver o condenar, sin que importen pruebas ni razones. Su padre y madre fueron la Revolución. Les educaron en un mundo perfecto donde surgiría un "Hombre Nuevo" odiaron al que atentara contra el régimen, despreciaron al que abandonara el paraíso Castro-Cuba.

Este individuo creció y se formó en el totalitarismo. Educado entre el blanco y el negro; alimentado y vestido en la escasez y las dificultades. Su infancia fue difícil pero en la temprana adolescencia  disfrutó de una independencia personal auspiciada por el propio régimen, que se asemejaba al pan (poco, por supuesto)  y circo, de los emperadores romanos.

Creció en la leyenda revolucionaria, en la lírica castrista, en la anécdota del sacrificio ajeno por el bien común y en el odio a quienes osaran atentar contra el edén que se construía en la isla. La verdad oficial le ganó el alma. Creía, si no en todo, en la mayor parte de lo que le decían y actuaba, no sólo por sus convicciones, sino porque la lealtad  le podía conferir privilegios y beneficios  vedados para el resto de los isleños.

La adultez le trajo responsabilidades políticas. Ningún individuo, salvo que tenga inclinaciones de  anacoretas, se salva de esos compromisos en la isla. Unión de Jóvenes Comunistas y el Partido, dirigencia sindical o administrativa ó la posibilidad de un liderazgo intelectual, que lo mismo se ejerce como profesor universitario,  conferencistas o escritor.

Estos hijos de la Revolución, nada tiene que ver con la edad  o  con el instante del alumbramiento,  se caracterizan por su aguzado sentido de la oportunidad y notable capacidad de sobrevivencia. Adquirieron instrucción pero no educación. No respetan al prójimo y menos las ideas que puedan ser contrarias a sus intereses, son hijos de la intolerancia, y sus convicciones cambian al influjo de la conveniencia. El ambiente de anatema les acompaña.

Como el régimen cubano tuvo en sus orígenes más de secta religiosa que de tolda política, le trasmitió a sus vástagos  atributos divinos como la infalibilidad y la omnisciencia. Todo lo saben, todo lo conocen y en consecuencia están en capacidad para  ponderar sobre lo divino, la revolución cubana y lo humano,  la oposición al régimen.

 La madurez biológica les generó oportunidades profesionales o políticas. Cumplían celosamente lo que les encomendaban. Algunos llegaron a ser abanderados científicos, intelectuales, agentes deportivos y/o artísticos del Proyecto. Hacían bien su trabajo, le ponían entusiasmo  y todo el talento y lustre que les era posible.

 Los resultados de su fe en el proyecto fueron muy beneficiosos. Viajes al extranjero, cursos de postgrado, conferencias internacionales, automóviles, acceso a informaciones vedadas al resto de los ciudadanos, bienes materiales y de consumo de los que el resto de la población ignoraba su existencia o nunca había disfrutado.

 Pero un día  cualquiera  como renovados Rip van Winkle despiertan de su sueño, las causas del despertar pueden ser muchas  y chocan con una pesadilla que siempre existió pero en la que nunca habían reparado: discriminación, abusos  de autoridad, escasez, falta de libertades personales,  en fin, estaban limitados en el desarrollo de sus capacidades y oportunidades  y por lo tanto había que buscar una solución  al problema.

 No decidieron escoger el camino más difícil aunque contaban  con el ejemplo de cientos de hombres y mujeres de su generación,  que tuvieron el coraje de no dormir sobre laureles ajenos y convertir en pareja y meta los barrotes de una celda. Hacerlo era peligroso,  por eso cuando la "Primavera Negra", "Concilio Cubano" o la  " Carta de los Diez", negaron sus viejas amistades, no solo tres veces como Pedro a Jesús, sino hasta que lograron salir de la isla. En el exterior, no exilio, los siguen ignorando y son incapaces  de un gesto de solidaridad para quienes padecen los horrores de las prisiones cubanas.

Ellos sabían que intentar cambiar las cosas significa repudio público,  prisión y hasta la muerte. Eso no era prudente porque el mandato de su hedonismo era huir, buscar refugio en algún rincón capitalista donde rehacer la vida usando todas las enseñanzas  que el pueblo de Cuba, con su trabajo esclavo les había pagado. Pusieron en funciones su mejor conocimiento revolucionario, un despiadado espíritu de supervivencia  que se caracteriza, entre otros factores, por la lealtad al nuevo conductor.

Por supuesto que la ruptura con el pasado les afectó porque como el Vizconde de Italo Calvino,  están divididos por la mitad. Para ellos, Castro, su Olimpo y la Revolución fueron obligados a incurrir en excesos y abusos por sus enemigos,  Estados Unidos entre ellos, lo que no ha obstaculizado sus deseos de vivir y servir al tan vituperado imperialismo. 

La  mayoría de estos individuos no arriesgaron nunca su existencia ya que no participaron en la insurrección, no construyeron la Revolución, no integraron los ejércitos mercenarios del castrismo  y mucho menos  asumieron posiciones heréticas contra el nuevo orden. Su vida fue siempre fácil, sin riesgo y por eso se ajustan plenamente a la ley del menor peligro.

Los hijos de la Revolución  son infalibles, con moral y conocimiento para juzgarlo todo. Son jueces severos. No se esfuerzan  por entender el dolor, frustración  y resentimiento  de quienes fueron víctimas y sufren esos padecimientos. Reclaman borrar y  olvidar, hasta un pedido de justicia y equidad, en la Cuba de mañana,  es para ellos un sangriento grito de venganza.  Su visión no llega a ser la del Perdón y Olvido, que son en definitiva decisiones que atañen a cada ciudadano en la sociedad cubana del futuro.

Pero entre esos vástagos  del castrismo residentes en el exterior, en esta nota no hay referencia a los partidarios del régimen,  hay quienes han cambiado de bandera con velocidad vertiginosa. De pronto son más defensores de Estados Unidos que George Washington, más religiosos que el Papa y más contrarios al castrismo que los que se fueron para las montañas en los lejanos 60.

Consideran  que la oposición en el exilio es fascista y que padece  un odio visceral, por lo que la destrucción de Cuba y lo cubano es su meta. Se consideran víctimas discriminadas  y reclaman privilegios como los que tenían en Cuba en relación al resto de la población. Juzgan al exilio como un todo, como si fuese un bloque que funciona bajo una sola autoridad. Califican negativamente a quienes enfrentan al régimen y los denuncian, les califican de tontos, de instrumentos de sectores interesados en mantener  la hostilidad contra el gobierno de la isla. Eso hay que entenderlo, a su manera,  son agradecidos.

No obstante, estos individuos, que no son capaces de agitar el totalitarismo insular ni con  el clásico pétalo de una rosa,   injurian a los que les precedieron en tierras extrajeras y no recaban  que muchas de las oportunidades de que disfrutan fueron generadas por los que llegaron al país antes que ellos. En las Universidades, en los medios informativos, en la administración pública y en la empresa privada,  encontraron trabajo que sus pares insulares ocuparon previamente con éxito. Esa huella les abrió la ruta, no deberían olvidarlo.

Sin embargo son ciegos ante lo positivo realizado por quienes, cuando ellos defendían el proyecto, estaban contra la revolución. Sus críticas siempre son negativas, no hay nada bueno en esta viña que creció en contra de la voluntad de su señor, pero esa es una deuda  que, ojala, no tengan que pagar con los que les sucedan, porque es de esperar que los nietos del totalitarismo tengan todavía menos respeto al derecho ajeno que sus padres.

Pedro Corzo

Agosto 2008.