domingo, 11 de octubre de 2009

El despotismo ilustrado


Una nueva versión del despotismo ilustrado esta de vueltas en tierras americanas. Tenemos una generación de iluminados que saben perfectamente lo que necesitan los pueblos y también conocen las recetas para satisfacer esas querencias. Individuos que interpretan al país en pleno porque no conciben la existencia de disidentes u opositores. Sintetizan en su persona a la nación y conocen lo que se debe hacer para llevarla a mejor destino.

El discurso es sencillo y con fundamento porque se inspira en duras verdades como la discriminación y la miseria. A partir de esa realidad promueven el antagonismo social y el odio y se esfuerzan en encontrar a los culpables de todos los males, que desde sus perspectivas son aquellos que rechazan sus proyectos.  

 Para estos individuos asumir el poder es un sacrificio. Es el cumplimiento de un doloroso deber que solo ellos están capacitados y dispuesto a cumplir. Eso fue lo que sugirió el mandatario de Ecuador, Rafael Correa, en relación a los 47 años que lleva Fidel Castro gobernando a  Cuba.

 Valdría la pena saber si opina lo mismo sobre los 31 años de su tocayo Rafael Leonidas Trujillo, los 35 de Alfredo Stroessner y los 17 de Augusto Pinochet, sin mencionar  los particularmente sangrientos de  Mao Tse Tung, Adolfo Hitler y Josef Stalin.

 El despotismo que nos liberara y convertirá en Hombres Nuevo, se denomina Socialismo del Siglo XXI y evidentemente uno de sus exponentes es el presidente ecuatoriano, Rafael Correa. También seria conveniente preguntarle a Correa, sin dudas el mas capacitado de los tres promotores principales de la teoría salvadora, Hugo Chávez y Evo Morales, si a los postulados "de un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad" , palabras muy similares a las de los promotores del Socialismo Real, se suman los conceptos de partido único, centralismo democrático, y la eliminación de derechos como los de Expresión e Información.

 Correa al igual que sus pares venezolanos y bolivianos favorece una economía mixta que bien pudiera ser la antesala de un estado empresarial, un estado todopoderoso que generaría una nueva clase económica que paulatinamente iría sustituyendo a la actual. No es de suponer que repitan los errores  del régimen cubano, máxime cuando en el "mar de la felicidad", léase Cuba, ha surgido una elite de administradores procedentes de las Fuerzas Armadas.

El Presidente demostró estar en la senda de los Mesías, es uno de esos iluminados que no padece la agonía de la duda. Posee la verdad y le caracteriza  una vista que solo aprecia dos colores, el blanco y el negro. Su lenguaje es el de la confrontación, del género todo o nada y por lo que dice y hace se puede colegir que esta convencido de que el fin justifica los medios si el propósito es imponer sus convicciones.

El mandatario que afirma que no es populista, fue electo ampliamente en los comicios del 2006, cuenta en el presente con un amplio apoyo popular que le posibilita convocar a una asamblea constituyente originaria, que según sus planes, conduciría a  sus partidarios al control de todos los poderes públicos, para así establecer en su país el proyecto que promueve otro compatriota de Karl Marx, el sociólogo Heinz Dieterich.

 Esta maquinaria que se convertiría en una aplanadora política legitimada con el voto popular,  seria similar a la de  su homologo venezolano Hugo Chávez, y a la que esta tratando de establecer en Bolivia, Evo Morales, y  solo se diferenciaría del modelo cubano por su origen democrático,  ya que el discurso de los promotores permite concluir que la ruta conduce a un poder  absoluto que muy bien pretenda durar los mil años del fhurer de todos: Adolfo Hitler.

Correa afirma que  no es populista y que quiere acabar con la corrupción y el clientelismo político que existe en su país. Como economista debe saber que el mayor generador de corrupción y clientelismo políticos son los estados poderosos donde no existe fiscalización independiente ni  conceptos de ahorro o propiedad. Cuba es un excelente ejemplo y Venezuela no se queda muy atrás.

 También dice que se propone eliminar lo que califica de poderes fácticos, que en su opinión impiden gobernar para el beneficio de la mayoría de la población. Cuando eso sucede cesa  la autonomía de los organismos del Estado y también el balance que aportan las instituciones de la sociedad civil, incluyendo la Prensa y la Academia, por lo que es el final de un cuento que no cesa de repetirse en nuestro continente y,  parafraseando una consigna comunista, "Todos los poderes no estarían en el Soviet sino en Correa, y en sus pares, que proponen el socialismo del Siglo XXI''.

 

Pedro Corzo

Marzo 2009