domingo, 11 de octubre de 2009

¿Final de los Héroes y Las Utopías?


 

Una ojeada superficial al mundo nos permite apreciar los dramáticos cambios que este ha sufrido en las últimas décadas en los campos de la ciencia, política y economía; pero percibir otros cambios no menos importantes requiere una mayor dedicación y mejor información.

 

En los últimos veinte años parece que los nacionalismos mas fundamentalistas han sustituido la universalidad de las ideologías.

 

Sentimientos patrios que parecían adormecidos han renacido con bríos insospechados en la época de la globalización y la comunicación digital.  Estos sentimientos ultra nacionalistas  asocian en ocasiones la historia común a una religión en particular y a una etnia especifica sustituyéndose de esta manera las grandes utopías que nos prometían una redención universal o un reino mundial bajo la égida de una raza o clase superior.

 

Al parecer los idealistas de la actualidad  tienen proyectos mas modestos y dejan la tarea de un gobierno mundial, de un mundo sin fronteras, a los tecnócratas y financistas que han hecho posible la conversión del mundo en aldea global gracias a la tecnología, a la relativa masificación de la actividad bursátil, a la intensificación de las practicas financieras, y a los hábiles manejos de las balanzas de pago y ocupaciones de mercados.

 

Los nacionalismos fundamentalistas y los individuos de traje gris -el estereotipo de los que hacen negocios-, aparentemente son excluyentes entre si pero han posibilitado con sus respectivas relevancias la ausencia de individualidades destacadas en el quehacer mundial.

 

Porque es evidente, espero que sea para bien, que aquellas personalidades de extrema vitalidad, carismáticas, que tal parecía interpretaban la voluntad de la naturaleza y hasta parecían sojuzgarla y que poseían una capacidad de atracción que trascendía fronteras sin que interesara la lengua o  el clan de quien se le adhería con ciega fe a sus propuestas están ausentes en esta nueva humanidad.

 

Los líderes de estos tiempos no fundamentan su poderío en condiciones personales de excepción. Los líderes contemporáneos son, incluyendo los políticos, productos corporativos y del compromiso; de ahí su propensión a la negociación, al entendimiento, a procurar perder lo menos posible en valores contables puesto que los éticos-morales evidentemente ha disminuido en importancia tanto en los diferendos internacionales, nacionales como los gerenciales.

 

Todo parece indicar que la globalización del conocimiento y las actividades han estimulado la multiplicación de un hombre inteligente pero de convicciones flexibles y de tolerancia tan extrema que en algún momento pueden llegar a perder su propia identidad e ignorar lo que decían representar.

Sin embargo, en el mundo moderno permanecen reductos que para algunos pueden parecer anacrónicos porque consisten  en la defensa numantina de conceptos y valores que un pragmático calificaría de arcaicos y completamente desenfocados.

Estos reductos no disfrutan de simpatías porque son una especie de alienados en una sociedad de extrema laxitud y permisividad; pero también porque entre esas "islas del pasado", no faltan personalidades patológicas que subliman su maldad con las causas que dicen defender.

 

Es evidente que el mundo actual es infinitamente más complejo que el que cada día que transcurre convierte en pasado y que en ese pasado al parecer quedaron no solo las utopías sino sus promotores que los pueblos consideraban como héroes.

Porque la historia esta repleta de individuos excepcionales que aunque no siempre el bienestar de la sociedad fuera  su propósito si eran capaces de enfrentarlo todo sin considerar las consecuencias.

 

Los héroes de antaño ya fuese por su capacidad de interpretar la realidad o por su aptitud para vender quimeras junto a la no menos importante cualidad de poder seducir o aniquilar los inconformes han marcado la historia con pasos tan firmes que los acontecimiento mas importantes de esta están sintetizados en un nombre, en una figura que nadie puede soslayar.

 

Sin duda los héroes no siempre fueron justos pero las más de las veces estaban asistidos por convicciones que le permitían incursionar en los predios de la muerte. La inteligencia y lucidez junto a la capacidad de riesgo eran el sostén de su propósito porque el héroe poseía vocación de sacrificio y la disciplina y fe en sus metas eran tan poderosas que la trasmitían a sus seguidores.

 

El por que de estas reflexiones "arcaicas", esta en que es fácil notar que los valores éticos que nos inculcaron están en una bancarrota tan aguda que las personalidades excepcionales de las últimas generaciones orientan sus cualidades a la consecución de sus propósitos personales sin, o mínima, preocupación por el bienestar de su comunidad.

 

Dos ejemplos pueden ilustrar la idea:

 

Hace una década un numeroso liderazgo de la juventud china arriesgo sus vidas y miles  fueron asesinado por exigirle al gobierno de Pekín el reconocimiento de derechos como los de Libertad y Democracia; sin embargo esa misma juventud china hoy reclama un mayor nivel de vida y mas posibilidades de desarrollo personal pasando por alto que la ausencia de Derechos que causaron la matanza de la Plaza de Tian Amen está vigente y no han sido erradicadas de esa sociedad.

 

Algo similar ocurre en Cuba, porque su juventud en numero aplastante derrocha valor personal abordando una rústica balsa o simplemente procura en la isla su desarrollo personal prefiriendo no ver ni escuchar la reducida minoría que confronta la riesgosa tarea de reclamar derechos ciudadanos y los consiguientes espacios políticos.

La indiferencia, y a veces hasta la repulsa ante el sacrificio de otros tal vez sea mas común en el presente que en ningún otro periodo anterior.

 

Aparentemente la ultima generación que fue capaz de concretar una voluntad de cambio sobre expectativas idealistas y en una dimensión mundial fue la que directa o indirectamente participo en lo que sintetiza Mayo del 68.

 

Aquellos jóvenes en una conjunción inexplicable de anhelos y propósitos y como obedeciendo un mandato telúrico que convocaba al cambio propugnó la renovación de los valores éticos, el replanteo de la sociedad exigiendo el respeto a su individualidad y el uso sin restricciones de sus derechos.

 

Paradójicamente, donde apenas se expreso la juventud fue en los predios del totalitarismo por lo que es conveniente preguntarse: El proceso de desarrollo económico acelerado tendrá los mismos resultados de domesticación del hombre que el totalitarismo?

 

También es posible que si en la actualidad no se aprecia motivación por la utopías se deba a que las generaciones que precedieron a la actual padecieron de un iluminismo mesiánico tan destructivo que (los campos de exterminio nazi, los gulaks soviéticos, la revolución cultural de Mao, los campos de trabajo del Kmer Rugh, y los pueblos cautivos y balseros del Castrismo), sirven como de advertencia a la juventud que aunque las ideas puedan ser buenas sus artífices pueden ser nefastos, tanto para los que le siguen como para los que le rechazan.

 

Pero también debe preocuparnos que la  ausencia de héroes reales (hoy mas que nunca están en las pantallas, en las pistas de espectáculos, en los estadios, lo que demuestra la necesidad de héroes aunque sean virtuales), y de utopías redentoras, no sean causante de que un cinismo de  pragmatismo ramplón haya permeado nuestra existencia a instancias tan cruciales que se esté  generando un hombre nuevo que tiene como único objetivo la satisfacción exclusiva de sus propósitos y la cancelación total de sus compromisos con la tribu.

 

Pedro Corzo

 

Noviembre 2004