miércoles, 11 de noviembre de 2009

Una carrera a la pobreza y la discordia

 

 

Uno de los factores que desmiente por completo la muy divulgada fraternidad latinoamericana,  a la vez que demuestra el verdadero carácter de muchos de los líderes del hemisferio,  es la injustificada carrera armamentista en la que están involucrados varios países del continente.

 

La compra de armas por parte de gobiernos como los de Venezuela, Brasil, Chile, Bolivia  y Ecuador no tienen como objetivo la defensa de una posible agresión extranjera,  sino satisfacer de forma concreta las ambiciones de poder de sus gobernantes y la vanidad de militares que disfrutan los entorchados y paradas, donde puedan mostrar los juguetes mortales que tienen a su disposición.  El peligro está en que después que estos equipos forman parte de los arsenales nacionales,  la tentación a usarlos es tan grande, que se inventan enemigos tanto dentro del país,  como en el exterior.

 

Otro gran comprador latinoamericano de armas es Colombia, pero de todos es conocido que ese país enfrenta una cruenta guerra contra narcoterroristas que argumentan sus depredaciones con proclamados principios políticos,  o justificaciones de autodefensas ante las agresiones de otros grupos violentos. En la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico, Bogotá gastó en equipamiento militar cerca de 6,600 millones de dólares, el más alto del hemisferio respecto al producto interno bruto.

 

Recientemente firmó con Washington, quien ha aportado al país desde el año 2000 unos 6.000 millones de dólares, un acuerdo para que Estados Unidos pueda usar siete bases militares, decisión que ha irritado en extremo a Hugo Chávez y sus asociados del Alba.

 

Los países de América del Sur que gastan miles de millones de dólares en grandes arsenales para defender fronteras, reservas minerales y petroleras,  de vecinos que califican de hermanos practicando una hipocresía criminal que enturbia las relaciones entre los pueblos, aun después de desaparecer los lideres que provocan las crisis.

 

Pero es Brasil  quien ocupa en la actualidad el lugar mas  destacado en la adquisición de recursos bélicos. Recientemente compró armamento con la tecnología más avanzada para la construcción de un sistema defensivo que integraran  al menos 36 aviones Rafael, 51 helicópteros y 5 submarinos uno de ellos nuclear. Muchas de estas armas  se fabricaran en Brasil, gracias a la transferencia de tecnología proveniente de países mas avanzado como Francia, una de las exigencias de Brasilia, ya que la transferencia de tecnología le posibilita la mejora y desarrollo de nuevas armas. 

 

Para justificar la compra de armas que según informaciones es de cerca de 20,000 millones dólares,  Lula da Silva afirma que es para la protección de las riqueza naturales, en particular el petróleo, ya que según dice "hay que tener  presente que el petróleo ha sido la causa de muchas guerras", y  que su país se prepara para la guerra no para generar conflictos, sino para evitarlos.  "Nosotros no queremos guerra ni conflictos", insistió.

 

En el 2008 Brasil gastó en armas más de 15.500 millones de dólares, un porcentaje que lo iguala a Venezuela en relación al Producto Interno Bruto.

 

Por su parte el gobierno venezolano que preside Hugo Chávez no cesa  su retórica de guerra. En el 2008 gastó unos 2000 millones de dólares en armas, lo que ha incrementado considerablemente el presupuesto militar desde que el fracasado golpista llegó al poder. Este año se calcula que Caracas va adquirir más de 4000 millones de dólares en diferentes equipos militares.

 

El presidente Chávez, consciente de la influencia que ejerce por las grandes riquezas petroleras de su país ha promovido con frecuencia una alianza militar con otras naciones del hemisferio. En el año 2000 propuso crear una Organización del Tratado del Atlántico Sur, con la posible inclusión de países africanos, citando que su país siempre ha defendido una integración plena de los países sudamericanos,  en la cual no se puede dejar al margen la integración militar. En esa reunión dijo que la cooperación militar venezolano-brasileña podría servir como un núcleo para la nueva organización, ya que ambos países  han cooperado en el aspecto militar en maniobras conjuntas en el Atlántico y el Amazonas.

 

Es incomprensible que Bolivia,  que no tiene supuestamente ambiciones expansionistas y no le asisten hipótesis de conflictos posibles con sus vecinos se endeude con Rusia y China para adquirir equipos bélicos, que aparte del gasto directo, demandan un entrenamiento sofisticado y complejos centros de mantenimientos que exigen una alta preparación tecnológica de los operarios. La decisión de Bolivia de adquirir armas en China y Rusia ha generado grandes preocupaciones en Paraguay,  país con el que sostuvo una guerra que ocasiónó más de 100,000 muertos en 1935.

 

El canciller boliviano David Choquehuanca, dijo que en ningún momento el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas de su país está orientado a agredir a sus vecinos, que las armas eran para combatir el terrorismo y la pobreza.

 

Los gobiernos democráticos de Chile tampoco son remisos en gastar fortunas en armas, unos 4,800 millones de dólares este año. Un negocio con Francia incluye el reemplazo de sus lanchas de desembarco. ¿Dónde las van a usar?. En el 2006 compró 118 tanques Leopard alemanes y aviones F-16 usados, y otros tantos aviones con tecnología avanzada en años anteriores.

 

El gobierno de Rafael Correa en Ecuador invertirá desde ahora hasta 2011, unos 580 millones de dólares en la adquisición de armamento, aviones de combate y transporte de tropas  para proteger su frontera con Colombia. En el 2008 pagó en efectivo 280 millones de dólares por 24 aviones brasileños Supertucanos. Compró helicópteros en Rusia y recibió de  regalo de Chávez  seis aviones franceses tipo Mirage.

 

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos  con sede en Suecia afirma que presupuesto militar en América Latina se duplicó del 2003 al 2008, pasando de 24,700 millones a  47,200 el año pasado, pero el presidente del Perú, Alan García en un llamado a la Organización de Estados Americanos  califico de absurdo la carrera por mas armas y dijo que si esto continua ocurriendo no tienen sentido ni la OEA, ni el bloque Mercosur ni la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Según el mandatario peruano, en los últimos cinco años, sólo en Sudamérica se han gastado unos 153.000 millones de dólares en mantener las Fuerzas Armadas y unos 23.000 millones de dólares en adquirir armas nuevas, mientras decenas de millones de niños desnutridos, e igual número de niños sin escuela  perjudican el desarrollo del continente.

 

Por su parte el presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, denunció ante la Asamblea General de Naciones Unidas que los países de Latinoamérica gastan 60.000 millones de dólares anuales en armas para "combatir enemigos imaginarios", consumiendo preciados recursos que podrían destinarse a paliar las condiciones de pobreza en que viven todavía millones de sus habitantes.

 

Todo parece indicar que algunos gobernantes de América Latina tienen tanta necesidad ser hostiles que se ven a si mismos, y a sus fraternos del continente, como el enemigo deseado. Pero la realidad es que la carrera por las armas les conduce a la destrucción, con el agravante de que todos corremos el riesgo de tener el mismo final.

 

Pedro Corzo






domingo, 8 de noviembre de 2009

EL PERIODISMO INDEPENDIENTE EN CUBA


 

 

Sin lugar a dudas la avanzada de una sociedad sin mordazas, con posibilidades de criticar y construir más allá de la voluntad del totalitarismo del régimen cubano está en buena medida en la gestión informativa que realiza un grupo de periodistas que vencen día a día la férrea censura que la dictadura ha impuesto en la isla por cincuenta años.

 

Los bien llamados Periodistas Independientes no responden a los patrones informativos que el régimen ha impuesto a los laborantes del medio sino que ellos actúan en base a que la información a ofrecer es de interés público y no debe ser censurada por autoridad alguna.

 

Ser periodista independiente no significa ser activista político per. se, como algunos detractores de oficio de las personas que cuestionan al régimen cubano pretenden establecer cuando refieren que los llamados Periodistas Independientes vierten opiniones políticas y tienen criterios políticos contrarios al gobierno tratando así de desacreditar la gestión informativa de estos individuos como si un periodista fuera un ente ajeno a la sociedad en que se desenvuelve.

 

Un Periodista Independiente, al margen de sus criterios políticos es el que corre el riesgo de perder la Paga o de ir a Prisión por informar sobre lo que el Patrón político o económico no quiere que se sepa.

 

En ese punto estriba la independencia y no en la filosofía o la doctrina que defienda o ataque al periodista y en base a ese concepto podemos decir que si un laborante de la prensa oficial violenta al censor propio o al gubernamental en su trabajo informativo es a partir de ese momento un Periodista Independiente sin importar su fe política y de donde viene el salario; si el periodista cumple su oficio de informar libre y ampliamente, sin restricción alguna, sin importar posibles afectaciones está cumpliendo con el principio básico del oficio y es por lo tanto plenamente soberano.

 

En Cuba por cinco décadas ha existido un periodismo oficial, ausente de críticas y cuestionamiento a la acción gubernamental; un periodismo de sobrevivencia en el que la autocensura tiene un importante rol pero en el que el Censor es el director principal.

 

El periodismo doctrinal,(circunscrito a valoraciones ideológicas), fortalecido por el control de los medios de comunicación por parte del régimen (único empleador y propietario) junto al temor a represalias policiales si se cruzan las fronteras informativas que la dictadura ha trazado imposibilitan la expresión del análisis independiente, opinión, y lo que es aún peor, la diversidad informativa que es el mejor medio para que una sociedad sea capaz de tener juicios propios y decidir así su destino.

 

El periodista cubano se mediatizó. Se transformó en vocero de consignas oficiales. En cantor de logros ciertos o falsos de la clase gobernante. El juicio propio se supeditó a lo políticamente correcto. La noticia no era espontánea expresión de un acontecer sino la crónica de una conveniencia.

 

Pero esto no se produjo por generación espontánea. Existía tal vez un plan y la voluntad de imponer en Cuba una prensa doctrinal pero quizás la gestión fue facilitada cuando trabajadores de la Prensa en los albores de la Revolución de 1959 perdieron su juicio crítico y se convirtieron en alabarderos de una nueva fe que elevaba al dictador en ciernes a rango de Redentor y estos hombres y mujeres respetados y admirados por su independencia de criterios y conductas por la población, tal vez y sin proponérselos, se transformaron en eficientes catequistas del nuevo orden.

 

Después, con apoyo de no pocos periodistas surgió la infamante coletilla,(el juicio oficial sobre una información determinada que podía serle adversa  a algún propósito del gobierno) y como colofón el apoyo de laborantes de la prensa a la estatización de los medios de comunicación.

 

Así, con mucha complicidad, silencio y también heroísmo por los que se opusieron, muchos trabajadores de la prensa fueron a prisión y al exilio después de haberse opuesto al régimen en la isla no obstante, (no hago referencia a los que desertaron cuando aún disertaban sobre los logros de la Revolución); la libertad de prensa en Cuba fue abolida, extinguida y perseguida hasta que este grupo de hombres y mujeres y las organizaciones que han creado  iniciaron el rescate dentro de la isla de las mejores tradiciones del Periodismo Libre Cubano.

 

Ojala que estos Periodistas Independientes y los que se sumen no pierdan nunca la perspectiva de que el oficio exige informar aún lo que nos disgusta y que ese mismo oficio implica un serio grado de responsabilidad en lo que comunicamos y que tanto la critica, el elogio o el simple juicio aunque no nos lo propongamos va a influir en cierta medida en la ciudadanía y que en consecuencia podemos colaborar con nuestro trabajo en la constitución de una sociedad justa y estable, o lo contrario, la creación de nuevas víctimas y victimarios.

 

 

Octubre 1996-2009


Pedro Corzo


CUBA E ISRAEL Dos Experiencias Diferentes

 

Entre Israel y Cuba, tanto en geografía como en historia hay muy pocas similitudes. En términos geográficos las diferencias no pueden ser mayores y en la historia común no existen particularidades que los aproximen.

Sin embargo, en lo que respecta a los pueblos si hay vivencias y experiencias que aunque padecidas o protagonizadas en períodos distintos de la historia tienden a crear una cierta analogía.

Muchos cubanos le atribuyen a su nación particularidades de pueblo elegido, (no se por quien); también no falta quienes le confieren a la isla singularidades teosóficas, (puntos en la geografía relacionado con una supuesta magia de las pirámides, etc.) y a otros les he escuchado decir que Cuba es una parte emergida de la Antártida y de ahí la importancia que tiene para el mundo y... por supuesto no están ausentes quienes dicen que la solidaridad y la audacia empresarial del cubano es una replica tropical de la de los judíos.

Están los que plantean que el afán del cubano de retornar a su país por muchos años que lleven residiendo en el exterior, (el año que viene en La Habana), manifiesta que entre el nativo y su tierra hay una singularidad relacional que trasciende el vínculo regular que sostenemos con el suelo donde emitimos nuestra primera queja.

Es evidente que el cubano tiene un sentido de nación que trasciende lo meramente territorial.La nación es para el cubano un universo de hábitos, costumbres y tradiciones que transitan  por la comida y la música sin excluir las singularidades del lenguaje.

La cubanía puede prescindir del suelo físico y del conocimiento del paisaje porque lo que realmente identifica al cubano como tal es la singularidad de su practica existencial, la atipicidad de su conducta y un orgullo de tribu que no cesa de manifestarse ni aun en  aquellos que repudian su origen. En ese aspecto las semejanzas con el pueblo hebreo son indiscutibles por lo palpables

Pero misticismo a un lado si quiero referirme a aspectos relacionados con el segundo párrafo de este artículo.

Cuba e Israel han estado sometidos por igual a la voluntad de poderes imperiales. Han sido encrucijada y meta del quehacer humano y catalizadores de cambios sociopolíticos que trascienden sus humildes fronteras.

Pero curiosamente la relación de estos dos países con las potencias imperiales no se han producido únicamente en un plano dependiente ya que han sido capaces de involucrarlas en sus asuntos domésticos tanto para lograr objetivos internos, cómo para asumir posiciones protagónicas en el ámbito internacional que no habrían ocupado por sus propios medios.

Los proyectos hegemónicos no son ajenos a ninguno de los dos pueblos:

Israel desarrolló su influencia sobre un área de notable extensión en la antigüedad y en la actualidad pretende conservar o incrementar esa influencia adecuándola a las normas contemporáneas de la civilización.

De la vocación hegemónica de Cuba se puede escribir mucho. Su territorio fue punto clave en la conquista de Méjico y en la posterior conquista y colonización de toda América. Criollos participaron en la penetración española en los hoy Estados Unidos y muy particularmente en la Florida, y es una verdad histórica que Cuba y los cubanos auxiliaron en alguna medida a los independentistas de las nación de las barras y las estrellas.

Las pretensiones hegemónicas cubanas no aparecen con el castrismo pues, en la república prerrevolucionaria fueron varios los incidentes con poderes extranjeros que no le eran afectos a los líderes isleños del momento.

En una opinión, y esto podría estudiarse con mayor dedicación para una mas adecuada evaluación, la vocación imperial del castrismo es la exégesis de un sentimiento latente en todo el liderazgo nacional cubano y en consecuencia no es casualidad que el último ejercito colonialista de habla hispana lo haya creado y desarrollado el gobierno de la Habana.

Ese ejercito imperial, también mercenario porque era patrocinado por una potencia extranjera no solo en términos logísticos sino también ideológicos, partía de Cuba y estaba integrado por cubanos.

Estos militares  no actuaba en aras de la sobre vivencia nacional sino en la expansión de un proyecto de hegemonía mundial en el que la isla  era un factor por estar involucrado el liderazgo nacional que estaba consciente  de que su sobre vivencia era proporcional a su capacidad de crear crisis y que  tales acciones   le conferirían a la isla una condición de potencia política y militar muy superiores a los que le corresponden por sus potenciales económicos y humanos.

También es interesante hacer notar que Israel y Cuba han sido pioneros en la tarea de promocionar modelos políticos y culturales, con todo lo que se deriva de ellos, en áreas geopolíticas que son históricamente adversas a los mismos.

La nación judía es promotora de la democracia y el estado de derecho, y defensora de las libertades civiles y religiosas en un área donde la norma se sitúa entre el absolutismo y la dictadura militar, en un espacio geográfico y cultural donde la autoridad se funda o se organiza en cuarteles-iglesias, por lo tanto Israel, sin ser un estado perfecto, es una herejía socio-política en el llamado Medio Oriente.

Cuba sin duda alguna es también un centro herético en América. En la isla los derechos son conculcados de manera sistemática e institucional. La dictadura en su manifestación más atroz, el totalitarismo, rige los destinos del país y de su gente. Un individuo y su séquito imponen características casi teológicas al mandato que detentan, al extremo que en Cuba puede considerarse que hay  una  trinidad en funciones porque un hombre sintetiza la nación y el estado y se abroga facultades de características inapelables.

En América, el gobierno de la isla con su barbarie institucionalizada confronta con la perfectible democracia que se esta enraizando hasta en los cuarteles del nuevo continente y aunque en este hemisferio el concepto del poder es diametralmente opuesto a la sacralidad que le atribuyen muchos de los vecinos de Israel, el gobierno cubano en predios americanos si magnetiza el suyo con esas condiciones.

A pesar de una similar posición hereje en relación al entorno entre Israel y Cuba hay sólidas y profundas diferencias en la filosofía de gobernar.

Israel es un país que ha confrontado cuatro grandes contiendas bélicas desde su fundación y numerosos conflictos militares que aunque no se califiquen como guerras   no han dejado de ser experiencias traumáticas y costosas en vidas y recursos. Es una nación que sufre  acoso permanente por parte de sus vecinos, que ha estado sometida a verdaderos aislamientos internacionales y donde el terrorismo se manifiesta cruel y regularmente, y como si todo esto fuera poco, el estado israelí alberga dentro de sus fronteras a centenares de miles de personas que repudian al estado nacional judío

Sin embargo, a pesar del acoso y la inestabilidad real en el aspecto interno y externo el gobierno de Jerusalén a diferencia del de Cuba asume una conducta que garantiza las libertades religiosas, de expresión, económicas y de movimiento; permite la existencia de partidos políticos aunque estos rivalicen con el estado, produce elecciones periódicas totalmente transparente y ningún liderazgo, incluyendo el de los fundadores del moderno estado israelí, es omnipotente y menos aun, sintetiza con su voluntad y sus acciones la conciencia de la nación como lamentablemente ocurre en Cuba.

En la isla la situación es opuesta a la de Israel. El régimen pretexta, ya que la represión nunca puede estar justificada, la ausencia de libertades ciudadanas con el argumento de que su singularidad política es objeto de agresión por parte de los Estados Unidos.

Entre el gobierno israelí y el cubano existen sólidas diferencias pero estas se manifiestan con particularidad en el concepto y uso del poder; Israel, a pesar de sus serias crisis militares y políticas es un estado de corte occidental y el de La Habana en contraposición se ha transformado en un sultanato con su propia  teología del poder que es capaz de crear  demonios para no dejar de amenazar con un implacable infierno.

 

Pedro Corzo





LAS DOS CARAS DE LULA


 

Luis Inacio Lula de Silva, es sin dudas un hombre admirable. De origen humilde y sin academia, accedió a la presidencia de un país que tiene toda la capacidad y la posibilidad de convertirse en una potencia mundial.


La historia del mandatario brasileño tiene mucho del Príncipe y Mendigo. De limpiabotas, obrero industrial, dirigente sindical,  pasó a fundar el Partido dos Trabalhadores (PT), 1980,  un grupo muy complejo compuesto por dirigentes gremiales,  ex guerrilleros,  intelectuales de izquierda y hasta personalidades provenientes de la Teología de la Liberación.

El Partido se identificó con el socialismo, y aunque ponía reparos a ciertos aspectos del denominado socialismo real que imperaba en los países del este de Europa, esa posición crítica no le impidió una estrecha relación con la dictadura de Fidel Castro, acercamiento que han protagonizado el propio Lula de Silva y uno de sus más estrechos colaboradores, José Dirceu, quien recibió entrenamiento guerrillero en Cuba en los años sesentas.

Por su intensa actividad se aprecia que da Silva es un trabajador incansable. Fundó una central de trabajadores en 1986, más tarde, diputado federal y tres años después fue el segundo candidato mas votado en los comicios presidenciales.

En 1990 junto a Fidel Castro organizó el Foro de Sao Paulo que pretende y lo ha logrado con éxito, reorganizar los partidos políticos y movimientos de la izquierda latinoamericana que habían resultado  muy afectados con el derrumbe del bloque comunista europeo.

El Foro, -es un aparato de múltiples colores políticos que  reúne organizaciones democráticas como el Partido de la Revolución Mexicana y el Frente Amplio de Uruguay, dirigentes políticos como Hugo Chávez y Evo Morales, también organizaciones de  narcoguerrilleros y terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -,  tiene como fin tomar el poder político en todos los países del hemisferio y refundar las naciones en base a los proyectos que auspicien  los dirigentes nacionales, sin perder de vista una solidaridad activa que les facilite la continuidad en el poder.

La organización ha logrado progresos indiscutibles. Venezuela, Brasil,  Argentina, Nicaragua, Paraguay, Uruguay,  Bolivia, Chile y  Ecuador  están bajo su influencia, o gobernadas directamente por los miembros del Foro, que no ceja en su labor proselitista y en el fortalecimiento  de sus proyectos.  

Si la gestión política de Lula da Silva ha sorprendido por una orientación económica que respeta las normas capitalistas, mayor asombro ha causado que con sus credenciales socialistas y en un periodo en el que América sufre una epidemia de reformas constitucionales que legitiman el despotismo electoral haya rechazado, a pesar de contar  con un amplio apoyo popular, la posibilidad de una segunda reelección.

Lula que heredó la exitosa tarea que cumplió durante su mandato  Fernando Enrique Cardoso, esta consciente del papel hegemónico de Brasil en el continente, particularmente en el Sur, y que el coloso del área, Estados Unidos, no puede tomar una decisión sin entrar a considerar la opinión que tenga sobre el asunto Brasilia, que se ha convertido en una especie de arbitro interesado  en el resultado que tengan los diferendos que se produzcan en el hemisferio.

Lula da Silva, sin el histerismo de sus aliados,  ha confrontado con éxito a los  Estados Unidos,  y le ha hecho conocer  cuales son sus intereses y que no cejara en su empeño porque estos se concreten. Ha buscado aliado fuera del continente y en los foros internacionales enfatiza sus diferencias con Washington, a la vez que insiste en lograr un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y fortalecer la moneda nacional en detrimento del debilitado dólar. Hasta aquí un nacionalismo valido y respetable.

Su labor internacional ha sido intensa. Ha participado en los foros internacionales más importantes y gracias al peso específico ascendente de su país, tanto en política como en  economía, se ha ganado la consideración y el respeto de los gobiernos más poderosos del orbe y su nivel de influencia en el panorama  mundial ha llegado a niveles sin precedentes en toda  la historia de la nación sudamericana.

Pero el  mandatario brasileño tiene dos caras. Ha practicado la política de la manzana, blanco por dentro y rojo por fuera, en lo que respecta a su actitud ante los gobiernos populistas de izquierda que padece el continente.

Es una realidad que impulsa para Brasil el progreso, con libertades públicas y propiedad privada, pero es totalmente indulgente con sus camaradas del Foro de Sao Paulo,  que no cesan de tomar las medidas necesarias para instaurar dictaduras unipersonales con el misticismo del inexplicable socialismo del Siglo XXI.

Su silencio cómplice  ante los abusos de poder en que ha incurrido Hugo Chávez, los desmanes del presidente boliviano Evo Morales, el despotismo del ecuatoriano Rafael Correa y las manipulaciones de Daniel Ortega en Nicaragua, no se corresponde con la imagen de hombre tolerante y respetuoso de las ideas ajenas, que muestra a los gobiernos de los países mas desarrollados.  Lula solo enfrenta a sus aliados ideológicos, cuando estos afectan los intereses de Brasil, mientras tanto acepta sin protestar  las depredaciones contra los demócratas que en el marco de sus fronteras realizan sus homólogos de la Alianza Bolivariana de Las Américas

Otro ejemplo de la doble moral de da Silva, es  su intensa labor personal a favor del ingreso de Cuba al Grupo de Rió y sus esfuerzo porque la Organización de Estados Americanos suspendiera las sanciones impuestas a La Habana en 1962. El presidente brasileño que ha viajado a Cuba en varias ocasiones,  nunca se ha interesado en promover una transición a la democracia en la isla.

Pero si dudas en lo que Lula da Silva ha mostrado a plena luz su "socialismo real" ha sido en el caso hondureño. El protagonismo de su gobierno ha sustituido el que en su momento asumió Hugo Chávez cuando envió a su canciller a la frontera de Honduras con Nicaragua.

En las últimas semanas ha sido el gobierno de Brasil el aliado mas firme del depuesto mandatario Manuel Zelaya, un compromiso con la democracia que no manifestó cuando Zelaya intentó imponer un referendo en su país para buscar una reelección a semejanza de Chávez, Correa y Morales. Su labor de a favor de severas sanciones contra el gobierno provisional de Honduras contrarresta con su política de puertas abiertas a favor del gobierno de los Castro en Cuba.

Fue Brasil y no Venezuela, aunque Caracas fue quien orquestó la operación, que permitió el ingreso a la sede diplomática en Tegucigalpa a Zelaya. Es un hecho sin precedentes, porque el asilo en América Latina esta consagrado cuando se procura refugio dentro del país, no cuando se viaja del exterior para entrar subrepticiamente a una embajada, pero como si fuera poco el derrocado presidente ha usado la protección de Brasilia, para instigar a la violencia y la insurrección, lo que ha ocasionado perdidas de vida, daños a la propiedad pública y privada, e inseguridad ciudadana

Por su parte el Lula da Silva, que no reconoce el gobierno de Honduras y que en justicia no tiene derecho a proteger a ninguna personas que haya ingresado a un edificio propiedad de su gobierno de la forma que lo hizo Zelaya, ha contestado con soberbia imperial, tal vez ni el emperador brasileño Pedro I,  lo habría dicho,  "que el depuesto mandatario se quedará en la embajada el tiempo que sea necesario para garantizar su seguridad", a lo que agregó, "Lo que no es normal no es que Zelaya haya vuelto, sino que el tal Roberto Micheletti se haya quedado".

Lula ha actuado con extremo cinismo en sus relaciones con los demócratas del continente, por lo que tienen todo el derecho a considerar que ha estado fungiendo como el policía "bueno" de la izquierda política del hemisferio, mientras Chávez y comparsa,  cumplen con el rol de "malo", pero que a fin de cuentas todos quieren lo mismos: El poder para imponer sus convicciones.

 Pedro Corzo

Octubre 2009.