sábado, 17 de julio de 2010

Castro regresa a la Sotana


Los últimos acontecimientos que han tenido lugar en Cuba generan más preguntas que respuestas, y las pocas interrogantes que se puedan cerrar son en gran medida resultado de especulaciones sustentadas en alfileres, de ahí el riesgo de pretender actuar como augur en el caso.

 

Si se acepta como axioma que Fidel y Raúl son dinosaurios univitelinos, que para ellos la soberanía personal no es posible,  es difícil comprender el hecho que el periódico Granma hiciera referencia a la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, aludiera a la muerte de Orlando Zapata Tamayo y tratara asuntos políticos con los obispos de la iglesia católica cubana.

 

Qué motivó al gobierno de los Castro reunirse con representantes de la Iglesia Católica. En cinco décadas de dictadura el liderazgo de la revolución nunca había sostenido un encuentro con otros cubanos para debatir asuntos de la isla, y menos abordar la situación de los presos políticos, porque oficialmente no existen.

 

Desde la perspectiva de un régimen totalitario dialogar, discutir, negociar es algo que esta fuera de la agenda, por eso cabe cuestionar por qué escogió como interlocutor a un enemigo ideológico  con el que no hay posibilidades de reconciliación.

 

Cierto que la actitud del Obispado cubano durantes estos años de depredación da espacios para acusarlo de colaboración con la dictadura, pero este encuentro trasciende la presente jerarquía de la Iglesia, porque las diferencias filosóficas entre uno y otro  son irreconciliables.

 

La reunión fue con la Iglesia, más que con Jaime Ortega y Alamino, aunque este la haya representado. Más aún, cuando el dictador sustituto decide informar sobre la decisión de excarcelar a un número de prisioneros, nada nuevo en la isla del doctor Castro donde sobran leyes para apresar ciudadanos,  al lado del canciller español estaba sentado el cardenal.

 

Algo sucede que en esta ocasión los presos no le fueron regalados a un dignatario extranjero, como ha ocurrido otras muchas veces. Moratinos hubiera sido un depositario ideal, sin embargo estuvo convoyado por una entidad de valores espirituales opuestos a los del gobierno.

 

Qué pasa en Cuba, sigue la especulación, para que la Iglesia se haya convertido en interlocutor, para que un gobierno que sabe de símbolos se arriesgue a crear más confusión entre sus partidarios. Se fue a bolinas la ideología, nunca existió,  o por sobrevivencia se procura cubrir con nuevas ropas una estructura de poder caduca.   

 

Por décadas el poder desconoció la Iglesia Católica. Para ser más preciso, la aplastó y la puso en la ruta de la extinción,  ahora  procura una alianza contraria a la naturaleza del sistema que, vale agregar, no le aporta bienes materiales.  Es tan necesario el apoyo internacional y precario el equilibrio interno que el castrismo está dispuesto a tomar una vía crucis que le lave el rostro, aunque  incluya la sombra de la cruz.

 

Otra pregunta valida es sí la impertinente insistencia del canciller Moratinos en producir cambios en la política de la Unión Europea hacia Cuba, es consecuencia de que su gobierno tiene conocimientos  que hay una corriente dentro de la nomenclatura insular que favorece los cambios, que ellos quieren apoyar.

 

Tendrá el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero  información privilegiada -recordemos el incidente en La Habana con agentes de los servicios secretos españoles- que esa supuesta corriente disidente en el poder apura por cambios, porque teme que el dogmatismo derrumbe el castillo de horror de los Castro y se queden todos sin "chicha ni limoná".

 

Es evidente que la nación esta quebrantada y el régimen agotado, lo que hace suponer  conflictos de intereses y contradicciones que les aproximan al desastre, pero también es válido averiguar cuanto pesó en la decisión la muerte de Orlando Zapata Tamayo, las caminatas de las Damas de Blanco y la huelga de Guillemo Fariña, entre otros factores que hasta el momento el régimen había ignorado.

 

La generación del Moncada es mala historia, pero sus herederos pueden querer asumir la dote, incluyendo el poder,  por eso no es descabellado considerar la  existencia de un grupo de generales y doctores que favorezca un reajuste que haga más potable un régimen corrupto e inviable.

 

No es asunto de conciencia, sino que aprecian que los controles políticos y económicos asfixian cada día mas toda gestión pública y ellos, preocupados porque sus intereses económicos resulten afectados si la Sucesión se quiebra, están dispuestos a evitar en lo posible una Ruptura que acabaría con todas sus prerrogativas.




Pedro Corzo
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La Tala de los Robles






 



 

 

Fueron pinos, como hubiera dicho José Martí, pero el sacrificio continuado, la entrega a una causa que defendieron hasta el último aliento los transformó  en robles, en símbolos de una resistencia que ha superado toda expectativa e infinidad de vicisitudes.

 

Los robles están cayendo. Hace años que la oscuridad se viene cerniendo sobre un bosque de hombres y mujeres que en los mejores momentos de sus vidas escogieron el camino más difícil,  que como es sabido es el del deber.

 

La guadaña esta haciendo una cruda cosecha de muerte e inexorablemente, según transcurran los días, ya no son años, serán más los que integraran el pasado, aunque los que sobrevivan quieran seguirlos viendo en presente.

Medio siglo de confrontación, tenacidad y perseverancia han impuesto un precio. Nunca imaginaron los que estrenaron la adolescencia en la lucha contra el totalitarismo y que sobrevivieron a sus crueldades, que el proceso iba a ser tan despiadado y cruento. La realidad contrarió sus sueños y esperanzas. No importaron sacrificios ni esfuerzos. El resultado les superó la vida.
La vida la recorrieron conscientes del camino que les correspondían. La adversidad fue vencida por las convicciones. Cierto que tomaron el descanso de la familia, de los hijos y los nietos, pero   nunca dejaron la ruta. Permanecieron comprometidos. No se dejador seducir  por una vida en las que sus obligaciones con la tierra en la que habían nacido no estuvieran presentes.
Las frustraciones y los desencantos no impidieron que continuaran hasta el último suspiro mirando el sol de frente y exigiendo para los demás lo que anhelaban para ellos. Escogieron su destino y la manera de vivir y hasta la de morir en paz consigo mismo, una condición que demanda una entereza moral extrema.
Fue Cronos, mas que la dictadura y sus feroces esbirros quien venció a hombres como Reinaldo "El Chino"  Aquit Manrique, José "Pepe" Fernández Vera o Rigoberto "El Látigo"  Acosta y los muchísimos que le precedieron y los innumerables que seguirán sus pasos.
Reinaldo Aquit estaba hecho de la madera de los heroes y mártires. Coraje para enfrentar cualquier prueba y hasta para pelear con el minotauro. Luchó contra la dictadura y vio morir en el paredón a varios de sus compañeros. Uno de los caídos fue su hermano Diosdado, asesinado en el presidio de Isla de Pinos.
Su rebeldía era inagotable. No importaban los fracasos. En la prisión de Santa Clara intentó fugarse. Años más tarde lo haría con éxitos en la prisión de Isla de Pinos. Estuvo oculto por meses, intento varias veces salir del país hasta que fue traicionado por el embajador de Méjico en Cuba. Regresó a prisión pero no vencido. Enfrentó las represalias. Planto al trabajo forzado.
En el exilio no le ganó el descanso y menos el retiro. Estudió, trabajó. Pararelo a la vida de hogar continuó la lucha por la democracia en Cuba. Constituyó agrupaciones contrarias al castrismo y fue solidario con todos los que asumieron la confrontación como medio para derrocar la dictadura.
Rigoberto Acosta fue un campesino sin estudios,  que  supo defender sus derechos con más coraje que el mejor de los letrados. Enfrentó simulaciones de fusilamientos, cumplió largos años de cárcel y practicó con sus  compañeros de cautiverios una fraternidad ilimitada. La crueldad del enemigo no endureció su alma. Atendía a los amigos enfermos, era capaz de alimentarlos, de  velar sus sueños, y cuidarlos como el más comprometido de los enfermeros.
Al salir de la cárcel en Cuba viajó a Estados Unidos. Se incorporó a la lucha en el exilio. No pensó en las consecuencias, simplemente hizo lo que su deber le imponía porque siempre estuvo dispuesto a pagar el precio.
Su lucha contra el castrocomunismo no se cirscunscribía a Cuba, por lo que no dudó viajar a Nicaragua para con las armas en las manos combatir el sandinocomunismo. Viajó a escondidas, sin ayuda de ningún gobierno y siempre pagó el precio por defender sus ideales.
La primera quebradura del corazón de Rigoberto Acosta tuvó lugar en Nicaragua. En las montañas un compañero resultó herido, se lo cargó a la espalda y subió montañas para bajarlas y volverlas a subir hasta llegar a Costa Rica. Allí le falló por primera vez un corazón que le quedó chico a la grandeza de su alma.
"Pepe" Fernández Vera, fue pionero en la lucha contra el castrismo en las montañas del Escambray. Un conversador infatigable, porfiado hasta agotar a sus rivales. Seguro de si mismo. Firme en sus convicciones. Dotado de una memoria prodigiosa y de una simpatia contagiosa.Su orgullo era haber nacido en Trinidad. Sus "guajiros" no tenían defectos y los alzados del Escambray  eran los hombres más valientes que habían nacido en Cuba.
Compartio con varios de los jefes legendarios  de las guerrillas del Escambray. Fue compañero de los comandantes Osvaldo Ramirez y  Julio Emilio Carretero. Cumplió años de cárcel. Nunca dudo de la causa ni evadió responsabilidades. Sufrio el desplazamiento forzoso. Estuvo en los Pueblos Cautivos. Jamás se dio por vencido y la muerte para derribarlo tuvo que tomarlo por sorpresa.
Muchos robles han caído. Eusebio Peñalver, Mario Chanes de Armas, el infatigable Rolando Borges. Muchos han partido. La muerte les ganó la partida pero no el decoro. ¿Quien será el próximo en partir sin ver a Cuba Libre?


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