domingo, 24 de octubre de 2010

El Precio del Deber

 

Hay dirigentes políticos con capacidad para ver a distancia y ensamblar la información que reciben, lo que les posibilita adelantarse a los acontecimientos y conocer las intenciones mas ocultas de sus adversarios.

 

Entre esos políticos con habilidad para interpretar las señales de sus adversarios se encuentra Alejandro Peña Esclusa, un ingeniero venezolano que hoy se encuentra encarcelado en su país, después que el gobierno del presidente Hugo Chávez montara una burda operación para justificar su arresto.

 

Peña Esclusa, sin descuidar lo que acontecía en Venezuela, sin perder tiempo en maniobras dilatorias, propició una fórmula para enfrentar el chavismo que siempre percibió como una fuerza política de carácter totalitario asociada a organizaciones internacionales contrarias a la democracia.

 

El dirigente político venezolano, a diferencia de la percepción que tenían otros dirigentes, empresarios y medios de comunicación nacionales estaba  convencido que el intento de golpe de estado de Hugo Chávez no  tenia precedentes en el país, que estaba dirigido contra el sistema y no contra un gobierno en particular, por esa razón cuando se celebraron los comicios de 1998, se presentó como candidato a la presidencia con el compromiso  de denunciar la firme alianza entre el comandante golpista, Fidel Castro y el Foro de Sao Paulo.

 

Esta organización, resultado de la estrecha colaboración de Fidel Castro y Luis Inacio Lula da Silva, busca establecer en todo el hemisferio regimenes de carácter populista inspirados en el marxismo. Intentan reciclar el socialismo real, ofrecer una nueva imagen pero con los mismos nervios y huesos del totalitarismo más rancio. Peña Esclusa se percató de esa realidad y denunció el peligro que encerraba para las democracias el Foro de Sao Paulo y los Foros Sociales.

 

Chávez, un hombre sin ideologías ni escrúpulos, que ambiciona el poder absoluto y que lamentablemente ha sido subestimado por sus adversarios, escogió conscientemente el Foro de Sao Paulo porque era la única organización capaz de proveerle la solidaridad activa de todos los que tienen una vocación autoritaria, a la vez era el instrumento apropiado para extender su influencia en todo el continente cuando alcanzara el poder.

 

Al triunfo de Hugo Chávez y aun antes que se hablara del denominado Socialismo del Siglo XXI, Peña Esclusa intuyó que el flamante mandatario necesitaba un piso teórico, porque el Foro no iba más allá de una plataforma política  para la toma del poder.

 

Necesitaba una teoría repletas de promesas que sedujera a las clases mas humildes, personas bien intencionadas pero con la brújula orientada hacia el rumbo equivocado y también en la que los resentidos tuvieran toda la posibilidad de ascender a las cúspides mas elevadas,  porque para construir el nuevo paraíso solo era necesaria la participación ciega de los conversos. La historia se repetía. Una vez mas el hombre común, escogía la piedra que le aplastaría.

Peña Esclusa recurrió a la denuncia. Trabajó intensamente por contrarrestar la influencia  del nuevo régimen y fundó la asociación cívica Fuerza Solidaria con el objetivo de promover el mejoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos,  pero también con la intención de defender principios y valores como la libertad, la igualdad de oportunidades y la solidaridad.
El hoy prisionero político nunca dudó de la estrecha asociación entre Hugo Chávez y Fidel Castro. Mostró innumerables veces los vínculos del mandatario venezolano con las FARC y el narcotráfico, el intervencionismo del denominado régimen bolivariano en los asuntos internos de otros países, incluyendo el apoyo económico que presta a los candidatos próximos a su proyecto.
Consciente de la necesidad de enfrentar el expansionismo castrochavista, promovió la tesis que para defenderse de ese tipo de régimen y su capacidad de manipulación había que ir mas allá de las marchas y concentraciones que se pudieran hacer contra los gobierno derivados de Hugo Chávez,  fue enfático en afirmar que los actos políticos no eran suficientes, sino que también se requería  una respuesta filosófica y programática, una ideología sostenida en el derecho y el respeto a la dignidad humana.
Con la convicción de que para enfrentar el peligro totalitario la solidaridad internacional es fundamental, Peña Esclusa constituyó Uno America, con el fin de intercambiar información, crear una plataforma orientada a unir en la diversidad a los dirigentes políticos comprometidos con la libertad y la democracia, frente a la amenaza  que representan los mesiánicos lideres del Foro de Sao Paulo y el Socialismo del Siglo XXI, que a fin de cuentas, solo visten proyectos absolutistas y arbitrarios.




lunes, 18 de octubre de 2010

El espionaje cubano en Estados Unidos


 

El régimen cubano aunque ha hecho el papel de victima de Estados Unidos por más de cinco décadas, ha recurrido a numerosos y variados recursos para espiar, o al menos influenciar, en el gobierno y la clase dirigente de este país.

Aun antes de llegar al poder, los partidarios de Fidel Castro que militaban en el Movimiento 26 de Julio constituyeron  células en las ciudades más importantes de la Unión Americana que a la vez que apoyaban a los insurgentes, buscaban influenciar en los medios y la clase dirigente, particularmente en las Universidades.

Una parte de los que integraron las delegaciones del M-26 de Julio regresaron a la isla al triunfar la Revolución, pero un sector importante permaneció en Estados Unidos, sirviendo al castrismo mientras creyeron en el Proceso.

En ese periodo fundaron grupos de influencia que se pusieron a la tarea de defender en todas las instancias y de diferentes maneras el proceso revolucionario y en particular a Fidel Castro, que de hecho para los partidarios del dictador cubano eran una sola entidad.

Tan temprano como el 28 de septiembre de 1960 en un discurso a su regreso de Naciones Unidas el dictador cubano reconoció que se había creado en el país del norte grupos defensores de su proyecto, dijo,  "muchos ciudadanos norteamericanos, sobre todo hombres de pensamiento libre, escritores ilustres, gente honesta que han tenido el valor de expresar públicamente allá mismo sus simpatías por la Revolución Cubana a través de un Comité Pro Justo Trato para Cuba".

Agrupaciones similares a esta, con diferentes nombres pero iguales objetivos fueron creadas a lo largo y ancho del país, Lee Harvey Oswald, el asesino del presidente John F. Kennedy, dirigió una de ellas. Las universidades y los sectores intelectuales siempre fueron objetivos priorizados.

Cuba fue punto de encuentro para los estadounidenses contrarios al sistema. Uno de los que participó en estos eventos fue Jack Barnes, que a su regreso a Estados Unidos se afilió a la Alianza de la Juventud Socialista y al Partido Socialista de los Trabajadores con el objetivo de seguir el ejemplo de Cuba y, como decía, hacer una revolución socialista en la tierra de Lincoln.

El Departamento de Estado de Estados Unidos publicó en el 2008, una hoja informativa en la que expone parte  la trayectoria del espionaje cubano y expone  ejemplos de las actividades de los agentes castristas. El informe demuestra que la Cuba totalitaria no es una víctima de Washington como pretende hacer notar constantemente, sino que  Estados Unidos ha sido blanco de intensas actividades de espionaje por parte del gobierno de La Habana. 
Algunas secciones del informe refieren:


Ana Belén Montes, analista de la Agencia de Inteligencia para la Defensa de Estados Unidos, confesó haber espiado para Cuba durante 16 años,  1985-2001, cuando fue arrestada. Entre otras informaciones Belén Montes suministró al gobierno cubano los nombres de cuatro funcionarios estadounidenses de inteligencia que trabajaban en Cuba y recopiló textos, documentos y materiales para entregarlos ilegalmente al gobierno de cubano.


Espías de la isla, conocidos como la Red Avispas, fueron declarados culpables o confesaron haber espiado o cometido delitos conexos. El grupo trató de infiltrar la sede del Comando del Sur de Estados Unidos. Uno fue condenado por haber entregado un mensaje al gobierno cubano que contribuyó a la muerte de cuatro aviadores de Hermanos al Rescate, cuyos naves fueron derribados en 1996 por aviones MIG cubanos en el espacio aéreo internacional.
Un funcionario de Inmigración estadounidense, Mariano Faget, pasó  información sensible a un socio comercial vinculado a la inteligencia de Cuba. Como consecuencia de  este caso, dos diplomáticos cubanos fueron expulsados de Estados Unidos por actividades de espionaje.
Durante un período de 15 años, de 1983 a 1998, 15 miembros de la misión cubana ante las Naciones Unidas fueron expulsados por actividades de espionaje, entre ellos tres que operaban en la Red Avispas que fue apresada en 1998.


Los espías cubanos también tuvieron éxito al penetrar la organización Hermanos al Rescate. El agente infiltrado en la agrupación radicada en Miami fue Juan Pablo Roque, un ex piloto de aviones MIG-23, que había desertado en 1992 y que logró convertirse en un informante pagado por el FBI.  


Roque desertó otra vez, pero en esta ocasión a Cuba, el mismo día del derribo del avión de Hermanos al Rescate en febrero de 1996. Manipulando los hechos el espía y traidor denunció en La Habana al grupo y lo acusó de planear ataques terroristas contra el país.
Un ejemplo similar es el caso de José Rafael Fernández Brenes, quien en 1988 abandonó un buque mercante cubano. De 1988 a 1991 trabajo en TV Martí, cuyas señales fueron interferidas desde su comienzo, debido en parte a la información sobre la frecuencia y especificaciones técnicas suministrada por Fernández Brenes.


Un  caso no presente en el informe es el del profesor universitario Carlos Álvarez,  doctor en Psicología Clínica y profesor asociado al Departamento de Estudios de Liderazgo y Política Educacional y su esposa, la sicoterapeuta especializada en tratamiento de grupo y coordinadora del programa de capacitación en el área social, Elsa Prieto. Ambos fueron acusados y condenados por espiar contra Estados Unidos a favor del gobierno de Cuba. Enviaban y recibían mensajes cifrados a la isla. Según la acusación Álvarez había espiado para Cuba desde 1977 y su esposa desde 1982.


Por ultimo y, por ahora,  el matrimonio compuesto por Walter y Gwendolyn Myers, espió por 30 años a favor del régimen de La Habana. Myers que trabajó por tres décadas en el Departamento de estados de Estados Unidos, aceptó junto su esposa la responsabilidad  de espiar para Cuba a cambio de una reducción de condena.

 

Pero antes de cerrar estos apuntes hay que valorar las declaraciones del teniente coronel Chris Simmons, un oficial de contrainteligencia del Ejército de Estados Unidos que declaró a The Miami Herald que entre 9 y 18 meses después del desmantelamiento de la red Avispa, 1998, el número de agentes y oficiales de inteligencia cubanos en el estado de La Florida había regresado a niveles anteriores a la captura de esa red.

Es una realidad que el espionaje practicado por el régimen castrista contra Estados Unidos demanda un trabajo mas amplio, pero de momento solo entregamos estos apuntes que permiten apreciar el nivel de ingerencia de Cuba que, para ser preciso, no solo se ha limitado a espiar, sino también a respaldar grupos violentos que practicaron el terrorismo como los Panteras Negras y Los Macheteros.