jueves, 18 de junio de 2009

Lula: El arquitecto del Neocastrismo

Pedro Corzo
Abril.2009

Hace pocos meses, después de la segunda vista de Luiz Inacio Lula da Silva en su condición de jefe de estado a Cuba, Fidel Castro escribió una reflexión acerca del mandatario brasileño.La reflexión destacaba las diferencias entre el ex vicepresidente nicaragüense Sergio Ramírez y Lula da Silva. Subrayaba Castro en su escrito el sentido de la lealtad del líder del Partido de los Trabajadores de Brasil, que se manifiesta, en su opinión, “en la fidelidad a las ideas, a la patria, al amigo, al hermano, al compañero, a las causas nobles y justas por las cuales el hombre llega a arriesgar e, incluso, a ofrendar la vida”.Los elogios a da Silva, contrastaban con las criticas que hacía a Ramírez, en cuya casa había conocido al dirigente obrero en julio de 1980, quién estaba acompañado en aquella ocasión por su amigo y compañero de militancia, el inefable Frei Betto, quien manifestó en una ocasión “El Che es el San Francisco de la Política” y “Cuba es para mi un paradigma”.La política de estado de Brasil a favor de la reinserción de Cuba al ámbito político americano, sin que en la isla se hayan producido cambios hacia la democracia, es un proyecto que Lula da Silva ha promovido con mucha eficiencia y que le hace merecedor de los elogios de su mentor.Los resultados obtenidos por el mandatario brasileño han sido más efectivos que los impulsados por la troika integrada por Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega, mandatarios de Venezuela, Nicaragua y Bolivia respectivamente.Mientras la troika populista, en particular el auriga del armatoste, Hugo Chávez, ha gritado y escandalizado, adorado en público a Fidel Castro, glorificado la Revolución y denostado de Estados Unidos; da Silva ha estado trabajando a favor de la perpetuación del régimen cubano y de su reinserción institucional en el hemisferio de forma discreta, efectiva y sin hacer enemigos.Por supuesto que el resultado de la labor de Lula es en gran medida consecuencia de haber actuado hasta el momento como un demócrata consecuente. No se le aprecian las veleidades continuista de Álvaro Uribe y menos la pasión totalitaria que corroe a Hugo Chávez y a Rafael Correa.Su gobierno, aunque zarandeado por escándalos de corrupción, es respetado por la comunidad internacional y en particular por las transnacionales. Tampoco debemos pasar por alto que gobernar un país como Brasil le aporta un peso especifico de suma importancia, por lo que sus opiniones y juicios no pueden ser obviados fácilmente.El régimen totalitario de los Castro siempre ha estado presente en la hoja de trabajo del Partido de los Trabajadores, a pesar de que un importante sector de esa agrupación política brasileña persistentemente ha defendido el pluralismo político y la democracia. Una contradicción que aparentemente es consecuencia de la admiración y la gratitud que da Silva y el propio PT. siente por Fidel.Después del primer contacto las relaciones entre Fidel Castro y Lula da Silva se fortalecieron. Lula viajó a La Habana en 1989, cuando se preparaba para presentarse por primera, de cinco, como candidato a la presidencia de su país. En las elecciones, 1990, en la que resultó electo Fernando Collor de Mello, Castro que se encontraba en Brasil, visitó a Lula cuando el resto de los invitados solo compartían con el vencedor.De ese gesto de Castro, que indiscutiblemente ha tenido un especial olfato para descubrir aliados para los tiempos difíciles, comentó Lula da Silva “En nuestra larga amistad, Castro ha tenido gestos inovidables…..Al otro día, vino a mi casa a visitarme, fue un gesto que nunca olvidaré".En 1990 el Partido de los Trabajadores, en coordinación con la dictadura cubana, hizo pública la fundación del Foro de Sao Paulo, una agrupación que reune a numerosos partidos de la izquierda latinoamericanos entre los que se contaban desde los llamados progresistas del PRD mexicano hasta los guerrilleros del salvadoreño Frente Farabundo Martí y las terroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Desde ese organismo el PT. prestó una gran asistencia a Castro, dando los primeros pasos para eliminar el parcial aislamiento diplomático, comercial y mediático que Cuba enfrentaba y que se había agravado con el fin de la URRS.Por otra parte medios de prensa brasileños reseñaron que Lula da Silva ganó las elecciones del 2002 con el apoyo económico de las FARC, cinco millones; otros medios informaron que La Habana entregó al PT 3 millones de dólares para la campaña, a pesar de que el financiamiento externo de los partidos está prohibido por las leyes electorales de Brasil.En septiembre de 2003, Lula viajó a Cuba, con su antiguo jefe de la Casa Civil, José Dirceu, que durante años vivió asilado en la isla y fue favorecido por el régimen de los Castro. Entre los acuerdos bilaterales se destacaron las inversiones de Petrobras y la construcción de una nueva embajada, que sería levantada en un terreno de 8 mil metros cuadrados del barrio capitalino de Miramar, donado por Castro, y cuyo diseño fue confiado al arquitecto Oscar Niemeyer.Posteriormente cuando tuvo lugar en Cuba la transferencia de poderes de Fidel Castro a Raúl, Lula da Silva dijo “El mito continúa. Fidel es el único mito vivo en la historia de la humanidad. Tomó esta iniciativa y creo que eso debe ser bueno para Cuba,- aparentemente para da Silva, Castro es Cuba- de forma que Brasil está satisfecho que sea así, un proceso muy tranquilo".Brasil ha sido el agente catalizador para que América Latina establezca una Política Común hacia Cuba. Logró el ingreso de la isla en el Grupo de Rió. Trató el caso cubano con el presidente Barack Obama durante su visita a la Casa Blanca y ha insistido en todos los foros internacionales de que el régimen totalitario cubano debe ser respetado y aceptado tal y como es.Sin dudas, Brasil tipifica la postura de América Latina hacia el régimen de Fidel Castro, que nunca se ha caracterizado por una posición doctrinal contra el totalitarismo insular; pero al parecer Lula da Silva se siente obligado con Fidel Castro y la Revolución cubana de manera personal.Al parecer para da Silva es importante que la utopía cubana sobreviva y por eso la defiende, pero no de forma ciega y torpe como Hugo Chávez, lo que lo convierte en el mejor aliado del castrismo. Sin dudas, Lula ha hecho un gobierno sobrio y equilibrado, ajustado al sentido común, pero ese sentido y el decoro, le falta cuando contempla la situación cubana.Al igual que otros dirigentes políticos, el mandatario brasileño interpreta la sucesión de Raúl por Fidel Castro como una renovación del gobierno de la isla, un cambio hacia formas mas abiertas de gobierno y de ahí su disposición a una asociación mas estrecha con La Habana.Algunas de sus declaraciones hacen creer que está convencido que Fidel usó su enfermedad como un pretexto para iniciar un proceso de renovación; por eso dijo en una ocasión “La impresión que sentí fue que Fidel estaba analizando la situación política y quería crear las condiciones para que esto ocurra", y agregó que en su encuentro con Castro tuvo la convicción de que el líder cubano tenía perfectas condiciones intelectuales para reasumir el poder.De Raúl Castro dice “es un hombre altamente preparado. Tiene una visión del mundo muy importante.”Para Luís Inacio Lula da Silva, es importante adecuar la política a los tiempos y dejar atrás conductas propias de la Guerra Fría, pero aparentemente ese argumento solo es válido en lo que es útil al gobierno de La Habana, porque aunque ha visitado la isla en numerosas ocasiones nunca ha indagado por los prisioneros de conciencia, mostrado interés por la ausencia de pluralismo político, la falta de libertad de prensa, o intentado conversar con un miembro de la oposición tal y como hizo Fidel Castro con él en 1990.