domingo, 16 de agosto de 2009

Alternativas de la Oposición Política Cubana


 

 

Durante estos 35 años hemos desarrollado una oposición caracterizada por la singularidad y acorde a los modos estratégicos de los tiempos que le correspondieron.

 

Entendemos como singularidad la ausencia casi total de métodos y técnicas alternas que complementasen la estrategia básica que en un momento determinado estuviésemos desplegando.

 

Por ejemplo, en los años épicos, en los tumultuosos 60, a la práctica bélica apenas se acoplaban acciones propagandísticas o políticas y en años posteriores, independientemente a las limitaciones existentes, ciertos sectores sustentan toda su estrategia en proyectos políticos y humanísticos, excluyendo cualquier otra ejecución.

 

El proceso político cubano ha sufrido innumerables metamorfosis de escenarios, actores y pensamientos. En distintos períodos se han expresado con diversas intensidades la guerra de guerrillas, invasiones, infiltraciones, sabotajes, luchas fuera de las fronteras nacionales (en uso del derecho de respuesta, pues la dictadura también nos hacía la guerra en el exterior con su vasta dislocación de agentes), la clandestinidad, presiones políticas-económicas y hasta la más reciente práctica de la defensa de los derechos humanos, estando todas ellas engarzadas, sincronizadas con las prácticas políticas del momento en el ámbito internacional.

 

En nuestra opinión, uno de los graves problemas que hemos confrontado es no pluralizar las estrategias, no ser capaces de integrar los aparentes contrarios que en realidad procuran un único fin. El sectarismo que hemos practicado al rechazar variantes estratégicas asumiendo actitudes dogmáticas en tesis coyunturales, llegando a los extremos de execrar a quienes personifiquen la opinión que rechazamos ha fragmentado, entre otros factores, nuestras posibilidades de éxito, favoreciendo esto al enemigo.

 

Es un error transformar los métodos políticos en principios inmutables y si algo debe hacer, en nuestra opinión, la oposición, es definir junto a su vocabulario político las proyecciones genuinamente de principios no confundiendo más lo circunstancial con lo fundamental.

Es creencia de una parte numerosa del exilio que la solución del problema cubano está en la Isla, y nosotros compartimos esa tesis con el agregado de que 100 años después de la Guerra de Independencia el destierro tiene un protagonismo similar al de entonces y que por ningún concepto debemos rehuir esa responsabilidad histórica, pero en la aceptación de ese compromiso debemos reconocer que la oposición política cubana está en crisis y no sólo en las prácticas estratégicas sino también en la capacidad de análisis y lo que es peor, en la expresión y concreción de un pensamiento que se ajuste a nuestra idiosincrasia y a los tiempos y por supuesto a las peculiares características de la dictadura. Es necesario admitir que los métodos han cambiado y eso presiona más para que se produzca una síntesis en la acción política de las vertientes opositoras.

 

Propuestas:

 

1)       Un respeto pleno a las formas y métodos que la oposición democrática cubana desarrolle en la isla o en el exterior.

 

2)       El desarrollo de un sistema de aseguramiento variado a las fuerzas de oposición internas por lo que se precisa un plan coherente y amplio que pueda concertar un respaldo efectivo a la diversidad de alternativas que pueda presentarse.

 

3) Crear un plan de apoyo a la previsible confrontación, en nuestra opinión inevitable, procurando influenciar para que ésta no se escape de los cauces cívicos. Este plan debe considerar el respaldo a otras soluciones que no deben ser excluidas en ningún análisis, incluyendo la bélica.

El mismo debe ser flexible, que pueda adaptarse a las diversas variantes, siendo nuestro aporte lo siguiente:

a) Una campaña para que cese la oxigenación económica a la dictadura por parte de gobiernos y empresas junto a una labor simultánea de apoyo al pueblo cubano en medicinas y alimentos a ser distribuidos en la Isla por organismos no gubernamentales como las iglesias católicas y protestantes, asociaciones fraternales, la Cruz Roja Internacional.

 

b) El desarrollo de una estrategia que desmitifiqué el supuesto nacionalismo y latino americanismo de la dictadura restándole el consiguiente apoyo.

 

c) Aproximación a gobiernos, entidades internacionales etc., exponiendo la intransigencia totalitaria de la dictadura y manifestándole cómo pueden ellos ayudarnos en el objetivo de democratizar a Cuba.

 

d) La implantación, en forma escalonada de protestas cívicas por parte del destierro que pudieran dividirse en etapas:

d1) Toma pacífica de oficinas, consulados y embajadas de la dictadura, divulgando nuestros propósitos.

d2) Prestación de medios masivos de transportes para partir hacia Cuba en uso del derecho al regreso.

d3) Procurar el apoyo internacional para que se nos reconozca y asista en el derecho de participar en la instauración de la democracia desde el propio territorio cubano.

d4) Las diversas variantes en que podamos manifestar nuestro respaldo a la oposición interna para cumplir nuestros compromisos con la nación.

 

4) La elaboración de un plan de contingencia directa por parte del exilio para que en caso de una no deseada confrontación total se pueda nutrir la oposición interna y el destierro pueda cumplir con los riesgos que esto implique, incluyendo las presiones internacionales y el aún más poderoso poderío castrista, sus obligaciones patrias.

 

Nosotros enfatizamos en la pluralidad estratégica y de pensamiento. Creemos en el ensamble interno y externo y también estamos convencidos que la responsabilidad de cualquier tipo de confrontación es exclusiva de la dictadura por el fundamentalismo del poder de los Castro.

 

Mayo 1994

Pedro Corzo