viernes, 21 de agosto de 2009

CASTRO ¿JUGANDO A LAS REFORMAS?

Es indiscutible la capacidad de maniobra de Fidel Castro. Su acentuado espíritu de sobrevivencia, un aguzado sentido de la oportunidad y falta total de escrúpulos como consecuencia de su rechazo a los más-elementales valores morales, sumado a -una particular audacia y capacidad ofensiva obligan a considerar que el déspota antillano puede recurrir a novedosas o ya usadas estrategias por tal de conservar lo que es fundamental para él: el poder.

 

Según informaciones el marxista ortodoxo, el hombre del Socialismo o Muerte, se apresta a cosmetizar su dictadura por tal de obtener el espacio político y apoyo -económico internacional que tanto necesita; y acallar también los descontentos y -desfases evidentes que se están produciendo en su gobierno, (al parecer la disidencia interna se mantiene viva a pesar de la represión y también se ha desarrollado-con más fuerza la natural disidencia dentro del poder. Lo que parece indicar que -los "yuppies" castristas están reclamando espacio).

 

El pasado mes de octubre reestructuró el secretariado del Partido, se ratificó la elección mediante el voto secreto y directo de los comités del Partido en municipios y provincias y se instituyó un nuevo engendro fidelista los Concejos Populares, que son nominado entidades del gobierno con plena autonomía al extremo que, a su nivel no habrá organismos paralelos del partido.

 

Recientemente, en el marco de las actividades preparatorias del Cuarto Congreso del Partido, varios dirigentes, incluyendo al inefable Armando Hart,  han sugerido que se le cambie el nombre al partido de gobierno, que individuos no comunistas puedan aspirar a las diferentes instancias de la Asamblea del Poder Popular, que creyentes puedan militar en el Partido, y como colofón el propio dictador y sus asesores más inmediatos han producido veladas críticas a la Constitución Socialista de-1976, negándose a declarar que ésta es copia fiel de la soviética, que no contempla las particularidades de la situación cubana y que quienes la desarrollaron fueron miméticos y esquemáticos, como si el propio Dictador no hubiese sido su verdadero creador y garante más virulento.

Castro, en su particular estilo, culpa de -sus aberraciones a sus propios compañeros- en este caso a Blas Roca, hoy fallecido, quien asumió el rol de primer constitucionalista.

 

El nuevo engendro de los Concejos Populares, en fase de experimentación en la capital es dirigido por el mismo Castro. A los pocos días de su constitución se reunieron con el Máximo Líder durante ocho horas y después de un cambio de impresiones "amplio, franco, esclarecedor" se acordó que los "integrantes de los Concejos, en -especial los presidentes, deberán mantener la conducta de un militante revolucionario".

 

Todos estos ajustes en el marco del poder castrista no son más que cosméticos. -La naturaleza del dictador es contraria a compartir el poder y esto lo constatamos-cuando vemos en un informe del Partido Comunista de Cuba "La Comisión Preparatoria-del IV Congreso, bajo la presidencia del Comandante en Jefe, el general de ejército Raúl Castro y demás, miembros de la dirección del Partido valoró y aprobó...la idea-rectora en que el Partido, en lo adelante, ejerza su papel de orientación y control con un sentido aún más abarcador y multilateral"; la purga política se percibe cuando en el mismo informe se dice "consecuencia de estos acuerdos se producirá una importante disminución en la plantilla del Partido, la plantilla de los comités provincíales y quedarán reducidas aproximadamente en un 50 por ciento.

 

El Secretariado del Partido, órgano ejecutivo del Comité Central, de 19 departamentos quedó en 9, se redujo el personal un 50%, sólo quedaron tres secretarías bajo la particular dirección de los Hermanos y algo más interesante aún, el Departamento Militar del Secretariado desaparece y se crea una Comisión Militar adscrita a Fidel Castro. En fin. es de creer que el dictador está cerrando filas, depura su guardia pretoriana política para que cualquier movimiento sea menos peligroso.

PEDRO CORZO CARACAS FEB-91