domingo, 30 de agosto de 2009

TRANSPARENCIA Y ETICA EN LA HISPANIDAD


 

 

El condado Dade es el área de los Estados Unidos donde los hispanos, particularmente los cubanos, tienen una mayor presencia política y económica; pero es también el principal punto de ingreso al país de personas, capitales y noticias que proceden de Nuestra América.

 

Por ambos motivos nos podemos considerar una sociedad con una doble misión: Expresarle a esta nación lo que somos y hacemos los que ellos denominan hispanos y proyectar la América toda, por la diversidad y dinámica de quienes nos visitan, a todos los Estados Unidos.

 

Nuestro quehacer, en base a nuestra singularidad cultural, -sólo así puedo entender el término hispano-, trasmite un mensaje a este país, por lo tanto, el respeto y el espacio socio-político que logremos depende de la calidad de nuestros actos.

 

En mi opinión, hay cierta cantidad de "Co-hispanos" que actúan como conquistadores y no como individuos que vienen huyendo de sus países por razones políticas o motivos económicos.

 

Para ellos exigir sin dar es una norma y reclaman oportunidades y derechos que no están dispuestos a conceder a sus pares. Asumen los beneficios que conceden las leyes de esta sociedad sin tener disposición de cumplir los compromisos que la misma exige. Por lo que sería prudente que muchos de nosotros nos comportásemos como visitantes, lo que realmente somos, hasta que estemos dispuestos a darle a este país lo que tal vez le negamos al nuestro.

 

Si los hispanos somos una nación para la burocracia estadounidense, debemos procurar que "esa nación" disfrute del respeto de esos funcionarios.

 

Por qué procurar los privilegios que otorgan las legislaciones que favorecen las minorías sin cumplir con los deberes que esto implica es un fraude. Asumir la nacionalidad estadounidense para poder conservar beneficios económicos o reclamar a otros familiares en nuestros países de origen será muy conveniente en el plano personal; pero es otro fraude.

 

Creer que esta nación, por poderosa y rica que sea, está obligada a acoger a todos los que queremos vivir en ella y concederle beneficios, es como sugerir que cada uno de nosotros, en base a nuestra posición económica, debemos albergar a un desamparado.

 

En fin, es importante que como "nación", esa minoría hispana oportunista se sume a la mayoría de los "nuestros" que han dado lo mejor de sí mismos a este país. El "hispano" ha hecho aportes a la riqueza de esta nación y a su cultura. Ha trabajado y estudiado duro, y ha muerto también en sus guerras.

 

Por eso el hispano que ganó su espacio a pulso y pulmón debe ser solidario y facilitarle a los que llegan sin cesar a este país oportunidades de desarrollo personal a la vez que le inculque la conciencia de deberes ciudadanos que no se deben evadir.

 

Para ser una mejor minoría, o lo que creo mejor aún, sumarnos a esta nación como un todo hasta que desaparezcan las individualidades étnicas o culturales debemos estar dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos y transmitirle a nuestros hijos nuestros compromisos.

 

La pérdida de calidad de vida en nuestros barrios. El pandillerismo de nuestros hijos. La mala conducta y bajo aprovechamiento escolar. La drogadicción y el alcoholismo. El alto nivel de delincuencia y número de presos hispanos en las cárceles asisten en sus propósitos a aquellos que quieren disminuirnos como pueblo.

 

Pero todos los factores negativos anteriores palidecen cuando un hispano, un elemento sub.-humano importado en la mentalidad racista de algunos nativos, incurren en delitos de abuso público.

 

Cuando un funcionario electo o designado, de origen hispano, abusa de sus prerrogativas y malversa, desvía fondos, especula, maneja los bienes públicos a su antojo y conveniencia o se corrompe o corrompe a los demás, el mensaje que manda al resto del país es que forma parte de una minoría aprovechada y depredadora.

 

Hay quienes dirán que entre los nativos de este país hay corruptos y corrupción a niveles que los hispanos no podemos llegar, pero el que eso sea una realidad no valida lo que uno de los nuestros haga mal.

 

La corrupción no es patrimonio de sexo, raza o religión, pero es inherente a ciertas personas, como la bondad a otras, y como muchos de nosotros vivimos orgullosos de nuestra "hispanidad" o nacionalidad en particular, debemos repudiar a quienes atenten contra nuestro patrimonio moral como grupo o pueblo. Lo que se ha hecho mal no se justifica. No importa quien sea el autor.


Pedro Corzo

 

JULIO 2001