lunes, 28 de septiembre de 2009

El terror como instrumento de control


 

El terror como instrumento de control, intimidación y manipulación es un recurso usado por extremistas políticos o religiosos  desde tiempos inmemoriales,  aunque también la delincuencia común usa el terror como arma de presión para lograr sus fines,  y las minorías étnicas y políticas nunca han sido remisas  en recurrir a la violencia más descarnada para lograr sus propósitos.

 

El terror ha estado presente en toda la historia de la humanidad. El atentado a la vida inocente o ajena a un conflicto dado no es nuevo salvo en su casi cotidianidad y la casi indiferencia de aquellos que no han sido afectados por la catástrofe. La muerte del prójimo no es menos ajena porque los medios de información nos permiten visualizarla, pero paradójicamente, la muerte de Abel o de Caín nunca había  calado  tampoco en nuestras almas. 

 

Los perjuicios de la práctica terrorista se han incrementado con el desarrollo de las tecnologías de destrucción masiva  y por la presencia en casi todas las sociedades nacionales de inadaptados que asocian su trascendencia con la destrucción del vecino y sus bienes. El suicida del pasado reciente se ha ido transformado en el suicida-homicida  de la modernidad, un individuo de poca humanidad, quizás asexual,  sin visión de futuro y de una crueldad que solo pueden vislumbrar sus victimas.

 

Pero una gran parte del terrorismo moderno, califiquesmolo así, esta inspirado en conceptos religiosos,  en particular de una religión  con mucha influencia política y características expansionistas muy singulares que no solo tienen el propósito de difundir la fe y la salvación del alma, sino  proponer,  promover e imponer  estados fundamentalistas en los que la vida este circunscritas a las valoraciones de los iluminados de turno. 

 

Tal afirmación no implica que el terrorismo político haya desaparecido de la escena mundial, lo que sucede es que el llamado proceso de Globalización hace muy difícil la presencia  en estado puro de cualquier expresión publica por nefasta que esta sea. Hay terrorismo político en Colombia,  pero contaminado por la droga, el terrorismo chechenio y palestino fueron quizás en sus orígenes de carácter político-nacionalista  pero en la actualidad  ambos  están penetrados por el integrismo musulmán,  condición que se afirma con la vocación suicida de sus ejecutores.

 

El terrorismo suicida es particularmente peligroso. El suicida-homicida  tiene un mínimo de autoestima. En fin, los terroristas suicidas deben ser unos  grandes egoístas, individuos con un profundo temor a enfrentar los retos de la vida y unos enajenados que acortan una meta a la que la mayoría de los mortales no queremos llegar. Un operativo suicida no tiene que poseer una inteligencia notable ni talentos especiales, solo una fe absoluta en la victoria y la confianza de que la ruta escogida para morir garantiza la existencia en una eternidad paradisíaca.

 

Evidentemente la vocación suicida de los terroristas de la ultima generación puede estar influenciada por las miserables condiciones de vida en la que nacieron y crecieron muchos de sus ejecutores, pero el factor determinante de los que buscan la inmolación como vía de redención esta en su mente, en la profundidad de su conciencia porque los que encuentren en la muerte la única vía para resolver las diferencia e impulsar sus concepciones de vida, tienen mas de desquiciados que de justicieros. Por otra parte el terror con fines proselitistas, como el que practican algunas  sectas fundamentalistas del Islam, favorece la creencia  de una trascendencia en una divinidad justiciera que habrá de otorgar los placeres e insastifacciones inalcanzables en la vida terrenal.

 

Tampoco hay que creer que todos los terroristas que escogen la vía del suicidio para perpetrar sus actos son retrasados mentales o torpes fanáticos que compran el mito del edén de la leche y la  miel. Los hay  cultos, técnicamente capacitados y con sensibilidad para cualquier perspectiva humana que no interrumpa su sueño holocaustico de un nuevo mundo redimido en el asesinato colectivo. Esos son los lideres del terror, los inspiradores, los programadores de la muerte que también están dispuestos a sucumbir en aras de una oscura intolerancia que generaría nuevos suicidas, porque el mundo que prometen no seria viable para los que tenemos la libertad y la dignidad consustanciada con la existencia.

 

Junio 2002

Pedro Corzo