martes, 1 de septiembre de 2009

MIAMI NO DEBE MORIR


La ciudad de Miami, que muchos de nosotros consideramos Capital de las América, está sin duda alguna sumida en una crisis que va mucho más allá del importante, pero para algunos prosaico tema de la economía.

 No es sólo el problema de los Deberes y Haberes los que deben alarmarnos como ciudadanos de un enclave que es encrucijada, puerto, punto de espera y retorno de culturas que amén de contradicciones, se complementan entre sí.

 Aquí existe también una profunda crisis de valores que transitan de la mala administración pública a la inconsciente conducta ciudadana.

 La corrupción se hizo presente en la dirección de nuestro municipio junto a la negligencia, favoritismo y clientelismo; pero ese no es todo el problema, en muchas casas de familia los padres rehúsen a sus responsabilidades, no pocos adultos practican la vagancia para asumir los beneficios de la asistencia social y como si fuera poco el aprovechamiento escolar, responsabilidad de las escuelas pero mucho mande los padres, es bajo y dista de ser un ejemplo para el resto de la nación o para nuestros países nativos.

 Esta es un área  es una de las zonas del país donde más fraude a los servicios médicos públicos se producen; el número de personas que deben tener el seguro para vehículos que exige la ley está por debajo del promedio del resto del estado; la delincuencia se pasea por cifras nada envidiables y no es difícil presenciar cómo el conductor del vehículo que nos precede lanza los desperdicios por la ventanilla de su carro; el abuso doméstico ha dejado de ser noticia por lo frecuente, y todo esto y mucho más es consecuencia de nuestro bajo nivel de exigencia personal, de nuestra poca conciencia social que facilita políticos y administradores que más que servir a sus conciudadanos lo que procuran es un rápido enriquecimiento ilícito que es lisa y llanamente robarle el dinero a los contribuyentes.

 La actual dirigencia de la ciudad debe procurar la mayor cantidad de evidencias que hagan posible que los tribunales encarcelen a los políticos y funcionarios que nos hicieron heredar 68 millones de dólares en deuda y de ser posible por la ley, que los bienes de los encontrados culpables sean enajenados como se hacía en la antigua Roma.

Pero los ciudadanos de Miami, gesto que podría servir de ejemplo para otras comunidades, deben comprometerse no sólo a velar y sancionar con su voto a los líderes políticos electos y funcionarios designados en el presente y futuro, sino también a elevar su conducta ciudadana a un nivel cívico del que nos podamos sentir orgullosos.

 Miami no debe morir, pero los corruptos si deben ir a prisión. El político que defrauda a sus electores y los funcionarios que manejan fondos públicos festinadamente deben asumir responsabilidades y la ciudadanía velar porque las cumplan, para que situaciones semejantes no puedan repetirse.

 Resolverlo todo con nuevos impuestos no es justo si los culpables de la debacle no pagan sus culpas y si a la vez no se establecen medidas y legislaciones de gran transparencia que impidan que nuevos depredadores asuman los bienes municipales como coto privado.

 Miami es un punto de atracción clave en el hemisferio por su hispanidad cosmopolita y diversidad en proyectos y orígenes sociales de sus habitantes y por eso, los anglos y afro americanos, para usar terminología de este país, pueden asumir por nuestra conducta como es en realidad la América Hispana y qué es lo que vamos a aportar a esta nación cuando nos convirtamos en la primera minoría de la misma en el próximo siglo.

 Para Ibero América este condado puede ser también la meta, el ejemplo a imitar. Con nuestro hacer podemos estimular a nuestros países de origen, no sólo en términos económicos, sino también a elevar la conciencia social y ciudadana.

 En verdad esta área debería ser un ejemplo positivo. Hay que tener presente que esta región  es un símbolo de la hispanidad en esta nación por los progresos sociales y económicos que los hispanos han alcanzado y por el número de políticos y funcionarios públicos de igual origen que la han dirigido en los últimos años. Dade, es en la actualidad más hispana que San Agustín, el primer enclave ibérico en la América del Norte, es un símbolo en el que todos los americanos  podemos construir, y es por esa razón que  Miami  no debe morir.

 

 

Pedro Corzo