lunes, 28 de septiembre de 2009

¿ENROQUE EN LA OEA CONTRA ESTADOS UNIDOS?


El régimen cubano durante décadas se ha esforzado por desacreditar a la Organización de Estados Americanos, no obstante muchos países miembros  de la entidad, y en particular su secretario general, José Miguel Insulsa, se preparan para debatir la suspensión del gobierno de Cuba de la organización que tuvo lugar en el año más caliente de la Guerra Fría.

Esta propuesta que cuenta con el total respaldo de los aliados ideológicos del régimen cubano sorprende a muchos, porque La Habana no cesa de denostar contra la OEA y de afirmar que no regresara al que califica como un instrumento colonizador de Estados Unidos, lo que lleva a considerar que la idea no busca la vindicación de los Castro, sino situar al gobierno del presidente Barack Obama en una delicada disyuntiva.

La  proposición de los compañeros  de viaje del castrismo, que en número importante están disfrazados de demócratas, está más orientada contra Estados Unidos que a favorecer a los Castro porque ellos conocen la opinión de La Habana sobre la OEA.

En 1962, la reunión que sostuvo la entidad en Punta del Este, Uruguay, el gobierno de Cuba fue separado de la institución no por su alianza con la extinta Unión Soviética y la Republica Popular China, como afirma el secretario Insulsa, sino  porque se decidió por mayoría que la adhesión de cualquier miembro de la OEA al marxismo-leninismo era incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal Gobierno con el bloque comunista quebrantaba la unidad y solidaridad del hemisferio.

El segundo punto de la resolución precisaba "que el actual Gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un Gobierno marxista-leninista es incompatible con los principios y propósitos del Sistema Interamericano". Posteriormente otra resolución adoptada por los cancilleres de los países miembros de la OEA, determinaba suspender toda relación comercial con  Cuba que incluyera armas o implementos militares.

Algunos olvidan que el gobierno de Cuba fue sancionado por la OEA en dos oportunidades.  En la IX Reunión de Consulta de los Cancilleres de la OEA en  julio de 1964, por una iniciativa de Venezuela como consecuencia del respaldo masivo en armas y logística que el régimen de Fidel Castro daba  a las  denominadas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), se resolvió la ruptura de los vínculos diplomáticos y consulares, cese de todo intercambio comercial  e interrupción de todo tránsito marítimo entre los países americanos y Cuba. México fue el único país latinoamericano que mantuvo relaciones con el régimen de La Habana y el gobierno de la isla no cesaba en su reincidencia de promover la subversión y el terrorismo en el hemisferio.

Esta no es la primera modificación que se intenta de las restricciones dictadas contra el gobierno de Cuba, aunque son diferentes los motivos que la inspiran. En 1975, cuando se determinó que cada Estado condujera sus relaciones con Cuba al nivel y en la forma que cada país estimara  conveniente, Estados Unidos voto a favor de esta propuesta, fue porque varios Estados miembros de la OEA consideraron que las mismas habían sido inefectivas e inapropiadas.

Por otra parte este proyecto de crear condiciones para el retorno de Cuba a la organización reafirma la falta de identidad política de los dirigentes de América Latina, pero también como los intereses coyunturales determinan mas que los valores y principios que proclaman los acuerdos internacionales y constituciones por las que se rigen los países del hemisferio.

Que se tenga conocimiento el gobierno de Cuba no ha renegado de la ideología que determinó su separación de la OEA,  ni se ha disculpado por la subversión terrorista que promovió en todo el continente para establecer regimenes similares al que en la isla ha imperado por cincuenta años. En 1997, Fidel Castro reivindicó la participación de su gobierno en la subversión que azotó el continente y hasta el momento La Habana no se ha excusado de esa conducta.

Los paradójico de la actual propuesta es que cuando se dictó la resolución regía en el hemisferio la doctrina  de la Autodeterminación y Soberanía de los Pueblos y no se abordó el tema que en la isla había una dictadura, pero en el presente la OEA está tutelada por la Carta Democrática Interamericana, Perú, 2001, que hace inadmisible la participación en la organización de un país que no esté sujeto a los fundamentos de la democracia representativa.

 La secretaria de Estados de Estados Unidos, Hillary Clinton, declaró ante un comité del Senado de su país que el gobierno de Cuba tiene que cumplir con los principios de la Carta democrática de la OEA, para poder reingresar al organismo, afirmó que el régimen de la isla tiene que realizar cambios democráticos previos para su retorno a la Organización de Estados Americanos.

Clinton enfatizó que los países miembros de la OEA se rigen por la Carta Democrática Interamericana y que Cuba debe estar dispuesta a dar los pasos necesarios para acatar principios que incluyen el respeto a los derechos humanos y la liberación de los presos políticos.

Cuando se debata el cese de la sanción Estados Unidos de alguna manera estará siendo juzgado, porque es  el único país del hemisferio que exige que Cuba se acoja a la Carta Democrática de la OEA, como condición para el cese de la suspensión.

Es de suponer que esta actitud de Washington siempre estuvo en los cálculos de Lula da Silva, José Miguel Insulsa y Hugo Chávez por solo mencionar los mas representativos.

La decisión del gobierno de Obama, si vota a favor de la suspensión, fijará una nueva política hacia Cuba, si elige lo contrario quedará demostrado que Estados Unidos está solo en el hemisferio, lo que indudablemente tendrá un alto costo político en lo que a su liderazgo continental respecta, y podría determinar la configuración de otro organismo regional sin Estados Unidos y la reafirmación de Brasil como el nuevo árbitro del continente.

Pedro Corzo

Junio 2009.