martes, 1 de septiembre de 2009

Perfiles de Castro: El Faraón


 

Junto a la ambición de poder de Fidel Castro cohabita una vocación imperialista de similar intensidad a la de Adolfo Hitler por su Tercer Reich de los Mil Años, o la de cualquier Faraón del antiguo Egipto.

Sus proyecciones imperialistas son consecuencias lógicas de una concepción totalitaria del poder que encontró abrigo teórico en el marxismo soviético pero que sin dificultad alguna hubiera podido supeditarse a un nazismo victorioso o a un fundamentalismo religioso si las circunstancias históricas lo hubieren demandado.

Por la forma que Castro maneja su poder y la manera que dispensa favores y castigos es prudente considerar que el se cree un elegido, una especie de Mesías que en su providencialidad no solo es capaz de predicar su indiscutible verdad sino que también se considera apto para realizarla.

Como a todos los Elegidos, los métodos a utilizar para lograr los fines son intrascendentes. Lo importante para ellos es la meta y no permitir que ninguna otra voluntad le dispute la soñada conquista.

Si nos asomamos aunque sea superficialmente al hegemonismo castrista podemos apreciar que en el mismo año 1959, el del triunfo revolucionario, y cuando todavía no disfrutaba del control total de la sociedad cubana, Fidel, en aquella época no tenia apellidos ni para sus enemigos, entrenó, avitualló, e hizo desembarcar contingentes militares compuestos en su mayoría por cubanos en Haití, República Dominicana, Panamá y Nicaragua.

Estos hechos, a pesar de sus fracaso, le permiten apreciar a cualquier estudioso de la Revolución Cubana y sus líderes, que esta tenia una clara vocación expansionista sin precedentes en el hemisferio si exceptuamos a los Estados Unidos de América; porque ni aun en los momentos de mayor gloria y poderío la Revolución Mejicana pretendió exportar su influencia y fortaleza.

A lo anterior podemos agregar que estando Castro en la Sierra Maestra escribió una carta en la que refería "la verdadera lucha se hará después y en contra de los Estados Unidos", y uno de sus lugartenientes, Ernesto Guevara, reafirmó el planteamiento cuando expuso en público en enero de 1959 que la Revolución se llevaría a toda América.

Pero si queremos remontarnos en el tiempo podemos encontrar a Castro participando aunque fuese modestamente en el llamado Bogotazo, Colombia, y en incursiones que se prepararon contra Trujillo, el dictador de Santo Domingo, en la década del 40.

Donde primero se manifiesta el imperialismo castrista es en el área en la que Cuba podía ejercer su mayor influencia, en el Caribe y Centro América.

Sin embargo, según se acrecienta en la sociedad cubana la influencia del Partido Socialista Popular, (pro soviético) y se aprecia también la radicalización del Fidelo-Castrismo (quizás algún día sepamos la naturaleza de esta combinación) el gobierno cubano abandona su  área natural de influencia política e incursiona con la cubierta del internacionalismo proletario en otras regiones proyectando el marxismo con los ropajes de la epopeya y humanismo fidelista.

A partir de ese momento  cesa la confrontación con los Estados Unidos por causas de la política domestica del gobierno cubano para dar entonces paso aun diferendo ideológico que se enmarcó en el conflicto de la guerra fría.

La Habana, por su condición de aliado del Kremlin, y en base al escudo atómico que este le ofrecía decide asumir un papel activo en la disputa facilitando el territorio insular para la construcción de bases con capacidad de ataques nucleares contra los EEUU creándose una crisis que elevo a Fidel Castro a instancias públicas solo reservadas a los máximos dirigentes de las grandes potencias.

Simultáneamente los recursos militares soviéticos convencionales y la preparación que oficiales cubanos recibían en la extinta URSS y sus aliados eran facilitados a fuerzas insurreccionales en toda la América que bajo el liderazgo político e ideológico de la Revolución Cubana desestabilizaban a Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, Uruguay, Bolivia, etc., con practicas de terrorismo y guerrillas. Esta asistencia fue reconocida por el propio Castro personalmente en junio de 1998..

Según se fue consolidando el régimen en el plano interno Castro, incursionaba mas en la política mundial haciéndolo  con extrema habilidad porque a pesar de que era un fiel servidor de la Unión Soviética supo  establecer mandos tácticos que le permitieron hacerse de una propia clientela política.

Fue en los años sesenta que el Nuevo Orden parió las OLAS, la Tricontinental y la OPAL, laboratorios de la subversión ideológica y guerrillera.

Los tiempos en que surgió y cobro fuerza la llamada teología de la Liberación y en la que La Habana se convirtió en santuario del sentir revolucionario y el Faraón cumplía a cabalidad sus rol de Profeta y Espada de la Revolución Mundial.

En 1966 se enfrían las relaciones entre Cuba y la República Popular China y el proyecto expansionista regenciado por Fidel Castro se hace más dependiente de quien lo paga: la Unión Soviética.

Esta subordinación de Cuba a Moscú se patentiza aun mas con el apoyo de Castro a la doctrina de la Soberanía Limitada de Bresnev que se concreta con la invasión de Checoslovaquia por el ejercito soviético en 1968.

Sin embargo, y es esta una de las singularidades del Castrismo, el dictador cubano estableció sólidas relaciones con verdaderos líderes tercermundistas como fueron Gamal Abdel Nasser, Jawarla Nehru, José Broz( Tito) y Sukarno.

En los momentos en que las estrellas políticas de los cuatro líderes mencionados empiezan a palidecer la de Castro refulge con mayor intensidad y asume el liderazgo del Movimiento de los No Alineados en 1978, a pesar de su publico apoyo a la intervención armada de la URSS a un país No Alineado, Afganistán y sin que importaran sus incursiones armadas y por razones ideológicas parasitas de Moscú en Angola, Namibia, el Congo, Mozambique, Etiopía, Somalia, etc.

Son los tiempos en el que el régimen cubano interviene políticamente y de otras maneras en Siria, Argelia, Vietnam, Yemen y Eritrea, y respalda a los vascos de la ETA, y apoya masivamente a la OLP.

LA Habana desarrolla un servicio de inteligencia de primera clase, la DGI, que complementa labores con la KGB soviética, la Stazi de la Alemania Oriental y la BTO de Bulgaria y millares de jóvenes de todo el mundo son instruidos y educados en Cuba con dinero Soviético en el nuevo culto del Castrismo.

La voracidad imperialista de la Habana es tal que a pesar del fracaso de la teoría del Foco Guerrillero respalda con ingentes recursos la subversión en Nicaragua y El Salvador e incursionan en el Caribe ingles cuando pretende establecer una plataforma de apoyo para nuevos actos subversivos en Sudamérica tomando como peón a Maurice Bishop en Granada.

El dinero que proveía el Kremlin le permitía los sueños mas faraónicos al dictador no solo en el desarrollo de sus proyectos imperialistas sino también en ofrecer al mundo un "milagro social cubano" que estaba completamente subsidiado por Moscú; realidad que se patentizó cuando ceso la ayuda multimillonaria de la desaparecida URSS.

Los 70 y 80 fueron las décadas  que el régimen cubano con soberbia triunfalista responde negativamente a las aproximaciones políticas de los presidentes Richard Nixon y Jimmy Carter incrementando la presencia mercenaria del ejercito cubano en África; llegando a tener Cuba en Angola proporcionalmente mas militares en línea de combate que los EEUU en Vietnam en los momentos mas críticos de aquella guerra.

Quizás los años que se extienden entre 1975 y 1985 conforman el periodo en que racistas hispanos y chauvinistas cubanos recuerden con mayor orgullos porque sin duda fue la etapa en que el último ejercito de raíces hispánicas en acción imperialista cosechó laureles en guerras africanas aunque fuese en condición mercenaria de otro país euroasiático.

Los tiempos son hoy diferentes. La utopía socialista esta en franca decadencia y el Castrato que antes prometía un Mundo Nuevo esta acatando, para sobrevivir, los mandatos que pretendió destruir vendiendo a Cuba a los mercaderes del mas feroz capitalismo.

El mundo ha cambiado pero el concepto del poder de Castro se conserva inmutable. Para el sigue siendo fundamental el control mas absoluto de la sociedad cubana en el plano interno y primordial continuar nutriendo sus sueños faraónicos con actividades que le favorezcan.

Hay dos factores recientes que expresan claramente que Fidel Castro y su régimen no han sufrido cambios sustanciales en sus proyecciones hegemónicas.

Castro visita naciones extranjeras con mas frecuencia y procura insertar su gobierno en cualquier organismo mundial que se lo proponga. El desprecio que siempre tuvo por los organismos interamericanos regionales ha desaparecido y por eso procura participar en el Sela, Aladi, Caricom, etc., tanto en condición de miembro pleno como de observador. Sus apetitos imperiales han sido reducidos por sus fracasos y es por ello que vemos como de nuevo le atrae el Caribe, reduciendo sus ambiciones al escenario en el que Cuba posee la potencialidad suficiente para cumplir un rol protagónico.

El otro elemento a considerar es que la dictadura insular no cesa sus ingerencias en los intereses de otros países. La detención en EEUU de una decena de espías al servicio del gobierno cubano confirma el aserto de que "la cabra tira al monte" ya que el régimen no quiere que se le oxiden sus fuerzas de espionajes y desestabilización; realidad  que nos obliga a pensar.

Existirán grupos similares en América Latina? Cuantas personalidades pueden estar siendo chantajeadas por la inteligencia cubana? y  procuraran los agentes castrista información para su gobierno o para que este en cumplimiento de su papel mercenario venda las indagaciones  a otros países o a grupos terroristas.

   No hay respuestas, y quedan muchas más preguntas.

Pedro Corzo